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En julio de 1.991 mis 15 días de vacaciones los pasé junto a mi amiga Kety, en su casa de campo, en un pequeño pueblo cercano a Cuenca.
En febrero de ese mismo año, mi madre había muerto y yo no tenía ilusión por nada. Es curioso, han transcurrido 17 años desde ese fatídico día y sin embargo los recuerdos golpean en mi mente como si quisieran salir todos a la vez.
Recuerdo que estaba destrozada y que en mi alma solo había un gran vacio, era como si en ese momento me hubieran cortado el cordón umbilical que me unía a ella. Y que yo diga esto es como una contradicción, ya que uno de los rasgos más importantes de mi carácter, desde muy pequeña, era ser independiente. Pero si, así me sentía. Tal vez fuera porque no importaba lo lejos que volara del nido, en mis ansias de libertad, si al volver sus brazos amorosos me envolvían.
La casa era blanca y estaba situada en la ladera de una montaña y rodeada por un jardín de estilo ingles con una pequeña piscina orientada al sur y en la entrada de la casa, había un acogedor porche donde pasábamos la mayor parte del día.
Sus habitantes: mi amiga kety, Simbad un cariñoso mastín de los pirineos y El Tigre el gato mas astuto e independiente que he conocido, de pelaje parecido al de un tigre, de ahí su nombre.
Simbad ya no está en el mundo de los vivos, pero su recuerdo permanece, sobre todo los besos que nos daba, pues eran de diferentes sabores, dependiendo de lo que hubiera comido.
De el tigre hay que decir, que no fue mi amiga quien lo adoptó, sino que fue él quien la adoptó a ella. Y que todos los años a finales de otoño desaparecía y no volvía hasta la primavera siguiente, fuerte y robusto. Nosotras le decíamos ¡hola tigre¡ ¿Qué tal por la costa del sol? ; Pero se marcho un otoño y ya nunca volvió. De él recuerdo las miradas que todas las mañanas le echaba a mi amiga cuando llegaba a la casa después de haber estado toda la noche de ronda y Kety le preparaba un cuenco con leche. La miraba como diciendo: hay jefa, tu si que sabes, pues no veas lo que agota estar toda la noche de gatas.
Y lo mismo que nunca era igual el color de las hojas de los chopos del jardín, ni el reverberar del sol al atardecer en el agua de la piscina, ni el sonido del aire entre el follaje. Así, el transcurrir de los días, aunque nuestros paseos siempre fueran por campos de girasoles o por la orilla del rió, para nosotras era cada día era diferente y amenizado por miles de historias cuyos protagonistas eran Simbad y El Tigre u otros animales que de repente nos visitaban.
Una tarde llegó al jardín una paloma con el cuello roto y mi amiga, que por cierto es enfermera, ni corta ni perezosa, se lo escayolo y después de unos cuantos días la paloma ya estaba bien, eso si con el cuello torcido. Le pusimos de nombre “Maria la Portu” y desde ese momento ya formo parte de la familia.
Otro día, estando desayunando en el porche, vimos como algo caía junto a los rosales, hacia allí nos dirigimos y vimos en el suelo un pajarillo recién nacido, que se había caído del nido. Lo cogimos y al notar los latidos de su corazón en nuestras manos, sentimos una gran alegría. Inmediatamente mi amiga le hizo un nido con algodones y con unas pinzas y amoroso cuidado, lo fue alimentando introduciéndole en el pico miguitas de pan mojado. Kety se adjudicó el papel de madre y le puso de nombre Javi, pues así se llamaba el chico que por aquellos días le gustaba.
También recuerdo que por las noches, sentadas en el porche, contemplábamos las estrellas, mientras escuchábamos música; especialmente nos gustaba SCHEHERAZABE Y CARMINA BURANA, pues nos transportaban a un mundo mágico de bailes orientales, con tactos a gasas y sedas y aromas de especias exóticas o a noches medievales donde campesinos y frailes alrededor de una hoguera bebían y cantaban al amor.
Mis vacaciones terminaron y regresé a casa y al trabajo y al fin de semana siguiente, volví a la finca y nada más llegar, Kety me dijo: "ven, mira que guapo esta ya mi Javi y no es pasión de madre". Al mirar, no tuve más remedio que reír a carcajadas. Pues no decía que no era pasión de madre… y el pobrecillo estaba de pena, imaginaros le estaban saliendo las plumas y resultaba grotesco.
Después con las primeras lluvias llegó el otoño y en uno de mis paseos por la hoz del Huecar, al ver como pasaba la luz del sol, a través de los árboles y sentir su calor, tuve la sensación de que eran mis padres, que desde el cielo, me estaban confortando.
Aurelia Martín.
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Texto agregado el 08-09-2008, y leído por 548
visitantes. (18 votos)
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Lectores Opinan |
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26-10-2009 |
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=D algo me dijo que tenia que leeer otro trabajo. Cuidaos. Como la mayoría de las obras humanas tiende a ser perfectible. 6*
dragontraidor |
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26-11-2008 |
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Cuando hablas de la muerte de tu madre,sentí mio el texto,pues sé lo que se siente,y aunque hayas sido una pequeña independiente,sabías que ella estaba y eso es reconfortante.
Me gusta todo lo que cuentas de tu estadía en el campo,me parece vivirlo,esa quietud que imagino en el lugar es deliciosa.
He pensado en el tigre,y me dá risa al recordar a mis 16 años,a un gato al cuál bauticé como Raphael,como el cantante,que quise mucho;pero que en sus ausencias tmporales,un día no volvió.
Ellos son tan inteligentes y tan liberales tambien.Pero lo que si,es que todos los animales nos regalan ese amor incondicional que tan bien nos hace.
Me encantó.
Besitos Victoria********* 6236013 |
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25-11-2008 |
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Una exquisitez este relato, tan pleno de magia y nostalgia...***** MujerDiosa |
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25-11-2008 |
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Que hermoso texto, me ha traído recuerdos de mi propia infancia. La forma de describir es magnífica. Lotty |
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24-11-2008 |
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Puedo imaginar el paisaje, con sus inmensos precipicios en cuyas cimas viven las águilas - porque son águilas, no es así?) - la hoz del Huecar es algo que nunca se olvida, y tu historia -encantadora historia con su toque de humor de "madre" - me hizo recordar la única vez que anduve por esos parajes, y que no olvidaré.+++++ crazymouse |
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20-11-2008 |
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Como se nota que amas y respetas la naturaleza.
Que belleza. jugama |
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19-11-2008 |
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¡Me ha encantado esta lectura! Muy bien escrita, sin excesos, y proporcionada en sus descripciones. Con un ritmo encantador nos llevas y nos traes, seduciéndonos con esa evocación, titulada, "un verano en el campo". Me gusta mucho, pienso que arranca (título incluido) para un largo cuento ¿Lo habías pensado? maravillas |
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18-11-2008 |
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¡Que belleza!!
Se siente que esta escrito a puro sentimiento.
*****(¿qué sucedió con Javi?) tequendama |
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15-11-2008 |
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quizas nunca estamos preparados para esa despedida, creo que Dios mismo, en el cosmos o en la naturaleza o en el destino como quieras verlo se encarga de dar paz al alma y conectarnos con los seres que amamos aun sea en distintos niveles de presencia. bellìsimo por cuanto dice y por como esta estructurado. luzyalegria |
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12-11-2008 |
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Muy hermosos tus recuerdos ,fue un gusto acompañarte ******** shosha |
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09-11-2008 |
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Entrañable historia. Yo tenía un mastín del Pirineo, blanquísimo, y me lo mataron por envidia. Ahora tengo dos gatos, Duende y Elfo, pero éste último, es un trol. margarita-zamudio |
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25-10-2008 |
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Emigramos del campo a la ciudad y nos matamos trabajando para poder, al final, vivir en el campo... Ironía, no? 5* ZEPOL |
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15-10-2008 |
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es muy triste el final saver que nuestros padres ya no estan y despues nos tocara a nosotros ...
bueno me gusto mucho tu narracion
buena forma de escribir te dejo mis 5
angeletcinis |
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12-10-2008 |
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Al idea es buena, los personajes, el lugar. Narras bien, me gustan las imagenes cuando escribes. Buen texto. Saludos. Azel |
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29-09-2008 |
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Me gustó tu texto, recorri esos lugares y vivi esos momentos junto a las protagonistas, imaginando todo aquello, escribes con mucha sensiblidad y calidez. Es cierto que los padres siempre estan..Saludos. Mildemonios |
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24-09-2008 |
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Y ese saber ver la diferencia, la novedad, lo distinto y lo vivo en lo permanente, en la caducidad y en lo cotidiano deber ser una facultad de lince, propia de aquellos que en lugar de ver con los ojos de la cara miran con los ojos de adentro. azulada |
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20-09-2008 |
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un relato evocador, bien escrito y rico en imágenes. Mis parabienes y 5* jardinerodelasnubes |
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15-09-2008 |
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Un bonito día en el campo.Mis***** para tí y tus recuerdos. almalen2005 |
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15-09-2008 |
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UN VERANO EN EL CAMPO / ACUARIANA SENSIBLE / ENTRE VERSOS DE ORO / VIVOS , IRRESISTIBLES ******* duqueuviedo |
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14-09-2008 |
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Los padres, nuestros "viejos" nunca nos dejan, como nosotros no dejaremos a nuestros hijos.Muy bonito, un dia estare en Cuenca,
Gracias por tus comentarios a "Basta ya"
Eres linda. za-lac-fay |
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10-09-2008 |
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Las personas que amamos nunca mueren, quizas no las dejamos de ver en la cotidianidad y en el trato pero estan por todos lados, sus recuerdos estallan pordoquier, bien escrito, tenes una facilidad para el relato que es para destacar, te felicito, JAvier mjr10 |
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10-09-2008 |
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Uno adquiere en su creencia la fortaleza de lo verosímil, y por qué no iban a ser sus padres quienes la infundiesen calma y calor.Un bello relato de amistad y sentimientos. naju |
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09-09-2008 |
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Pues mira, ten por seguro que si eran tus padres. ¡Qué historia tan conmovedora, llena de amor, amistad y espiritualidad! Un garn abrazo, siempre es un placer leerte. Sofiama |
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09-09-2008 |
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Ah! Cómo me hubiera gustado estar junto a ustedes en ese lugar hermoso, conversando y sanando la vida. Una belleza de relato. galadrielle |
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08-09-2008 |
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Lindo relato, sencillo pero muy profundo... zarsas |
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08-09-2008 |
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Que bella tu historia. Me conmoviste hasta el fondo del corazon. Me encanto. Es realmente.....una anecdota muy linda. Felicidades por tener una amiga tan sensible y especial. Muchos besos. carolina52 |
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