SIGNO 
 
Y me desgrano en verso 
 y se me llena de tintas  y tintos la boca 
. 
 
 Me voy enredando en sendas llenas de vericuetos. 
 De granitos,   Salpicados de letras entrecortadas como piedra caliza,  
y muero en  la palabra y resucito en ella ,  
 
 
Ellas recorren mis entrañas, me seducen a cada instante porque sin ellas, 
 La vida me consume y se me escapa. 
 
 
Vuelvo al delirio, 
A la ansiedad de devorar y vomitar miles de letras que están al asedio de la frase, 
De oraciones que a veces hilvanan los aprendizajes gramaticales  
Escudriñando en el afecto y la tristeza el vocablo apropiado,  
Y me arrebozo con ellas lamiendo cicatrices, las que se hacen verbo. 
  Porque en él me hago acción  
Y en la acción  vuelvo a la vida. 
 
Y tú  
Que en las palabras te escondiste, te busco y rebusco entre las letras  que nombran la palabra que me abriga de los temporales y de los tiempos en que el hogar y el cobijo de nada sirven porque  se te estilan las tristezas por los escondrijos del alma, 
 
 
 Y te vas, 
 Lejos. 
 Como antes, como entonces, como casi siempre. 
 
  Pero ellas; las letras entrelazadas, tejedoras de vida, me acompañan y entonces las enhebro juntas y rejuntadas me dan el consuelo de la simpleza en sus vocablos, 
 
 Y te haces  signo. 
 Alto y bajo 
Derecho, encorvado, abierto y cerrado, vocales y abecedario todo junto 
 Para saber que  no estas,  
Pero estas. 
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