Sobre la mesa caliente aún las palabras, quedan el recuerdo y el llanto. Vos y yo cambiamos espejitos por oro, alma por ilusiones, mi dolor por tu pulcra e indiferente partida. Sobre la mesa quedan también, dos tazas de humeante café y unas monedas que sobran para la paga de la vuelta y tu nefasto amor de mujer... Raúl
Texto agregado el 30-04-2004, y leído por 214 visitantes. (2 votos)