Apenas un capullo…se abrió, sus pétalos tan negros estaban aterciopelados…esta noche que la luna alumbraba el jardín la mire y estaba seca…
Me encontré hace tiempo una semilla, no cualquiera, por eso no decidí pisarla, al contrario, la guarde con mucho cuidado. La plante para verla desde mi ventana, tan cerca para que pudiera llenarse con la briza de mis lágrimas, tan lejos para que la luna la amara tanto como yo. Mire como el tallo se volvía espinoso, de esas espinas que parecen pequeñas navajas en el cuerpo de algo hermoso, sus hojas eran de un verde seco, oh ¡esta saliendo un capullo, era pequeño y parecía como si una pequeña mariposa toxica estuviera dentro apretada y casi a punto de salir. Me rompí una a una las venas pues quería que las probara todas, la cuide, exprimí cada bicho o gusano que quisiera comerla, ya era hermosa antes de brotar. La noche en que nació la regué con polvos de patas de araña y removí la tierra con sangre de mis labios, sus pétalos se extendían frente de mi, los sentía abrir mi cuerpo, llenaban mi alma y me dejaban estupefacta. Era de todo mi jardín la rosa mas preciosa, venenosa y hermosa… aun siento esos suaves pelaos llenando mi mente, mi fétido corazón pulsando, mi respiración cortada y mis ojos sobre de ella.
Pero se a secado, se marchito completa, se fundió con la luna, la quemo la noche. Y me pregunto aun ¿Qué hice mal?¿porque perdió su aroma?, tal ves esa semilla no era para mi, tal ves la mato la noche o el frio de mi piel cuando trataba de darle abrigo ¿Qué fue lo que paso?, aun conservo la tierra donde su tallo se pudrió. No he vuelto a plantar semilla alguna y las del camino se hunden en el lodo de mis botas, miro fuera de mi ventana y aun persigo el aroma de aquel amor que brillaba con la aurora del fuego en el cielo negro.
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