Furia en el alma, furia en la sangre...
Y el instinto voráz de alcanzar la deliciosa satisfacción que solo se conquista una vez que lanzas la merecida bofetada, fiel portavoz de aquella sensación para la cual, aún, no se ha inventado un nombre
Texto agregado el 06-09-2008, y leído por 79
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