Entre brisa húmeda y sabor a desconsuelo,
Puedo oír la sutil carcajada del viento, develando mi pasado.
Le siento alzar la sabana gris que cubría imágenes olvidadas…
Arrebatar de mis manos las páginas en las que oculté “aquellos secretos”,
Y lo que protegí con furia durante siglos, hoy yace por doquier, a merced de señaladores dedos… a merced de humilladoras lenguas y despiadadas miradas.
Le siento desenhebrar mi disfraz perfecto…
Mi ego, mis argumentos, mi dignidad, mi verdad caen al suelo.
Estoy desnuda…