Siento recuerdos que invaden mi conciencia… puedo escuchar tu respiración como si estuvieras a mi lado en este momento… fuerte, constante, pesada… respiración de niño hombre.
Gélido de tu piel, invierno en tus brazos, piernas y pies… miro tu boca, dibujo una línea en ella con mis manos, también está helada, pero es un hielo especial, que invita a la seducción, al placer… a la lujuria… me invita a amarte y rodearte con mis brazos, a convertir tu invierno en gemidos.
Estamos a oscuras… escuchando una canción… viendo una película o animación… cocinando siempre lo mismo… me gusta mirarte, como hablas, como te mueves… pero más te amo en el silencio, ese silencio eterno que te rodea, ese espacio solo tuyo que no puede ser violado… te amo por eso y miles de cosas más…
El viento golpea mi rostro y se aproximan mil tormentas que estallan en mi ventana reventando los vidrios y esparciendo mi sangre en la habitación… quiero gritar tu nombre pero no estas aquí, no te siento cerca, no puedo apoyarme en ti… la lluvia cae sobre mi cuerpo recordándome que estoy sola, fría y sin emociones… las cosas ya no son lo mismo y en mi debilidad conciente me aproximo al barranco una y otra vez para lanzarme al vació y explotar al caer contra las rocas afiladas…
Mi cuerpo lleva marcas… mis sueños sin embargo siguen intactos, así como las máscaras que guardo en el armario y que uso para que no vean mi interior… solo mis ojos están siempre descubiertos… siempre esperando el momento de que se encuentren con los tuyos y puedan regresar a su hogar…
Verde, ramas y flores... estas otra vez a mi lado… te siento reír y jugar, me escuchas con infinita paciencia y te sonríes de cada locura que sale de mi alma… somos niños nuevamente, nos descubrimos cada noche en un sueño de eternas aventuras… no hay falsas promesas, no hay juramentos en vano… disfrutamos cada amanecer como si fuera el último, esperando la inminente llegada del adiós…
Caigo de la cama y despierto de mi sueño eterno, me visto como todos los días, lloro un poco la patética conciencia del error, y el continuo cuestionamiento de las acciones… hay que salir al mundo nuevamente… tomo mi más reluciente antifaz y salgo a caminar senderos inventados con relaciones sin sentido… juegos de caperucita, y el corazón encerrado en un baúl del ático, cansado de llorar y deshumanizado… es hora de buscar algún lobo feroz.
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