(Texto rescatado del arcón de las tristezas ya superadas)
Te ha pasado alguna vez que sabes que tenés que callarte y no podés? Que presentís, con cada fibra de tu cuerpo que no tenés que hablar………y hablas igual?
A mi me pasa…yo le llamo “sincericidio”, porque ese es el resultado. Mata, mata la ilusión, mata la esperanza, mata el amor.
Y después te quedás con el vacío, y te decís una y otra vez….tenía que hacerlo, tenía que hacerlo. Es tu esencia, no callarte no guardar nada. Y eso te lleva hacia atrás. Cargar con un pasado oscuro no es fácil…sacarlo a la luz tampoco.
A veces pienso que siempre va a ser así, que los muertos que guardo en mi ropero me van a seguir por el resto de mi vida, así pague y pague cada día los errores…es una cuenta infinita. El usurero de la culpa siempre esta atrás, y no deja de pasar factura.
Y caigo, y me vuelvo a levantar…solo para volver a caer, y volver a levantarme.
Dicen que lo que no te mata te fortalece…tendré que seguir intentando, aunque ya estoy cansada de derrumbarme y reinventarme, de fracasar y seguir, seguir.
La duda es un cáncer que come, de a poco, va mordiendo y mordiendo hasta que rompe el cimiento. Sin confianza no hay cimiento. Sin cimiento, no podés construir.
Pero duele, duele mostrar tu parte oscura (todos tenemos nuestra parte oscura no?) de la forma mas honesta y sincera, y que el otro no lo vea…, y tenga dudas…siempre las dudas.
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