Él junto a ella siempre estaba,
ellos eran felices como amigos,
y mucho se apreciaban,
pero entre ellos creció algo más profundo.
Ninguno queria reconocer lo evidente,
pues ninguno creia que fuera posible,
pero algo cambió en una cálida noche,
algo que les cambió la vida para siempre.
Ninguno quería decir nada,
ninguno quería hacer nada,
ninguno quería incomodar al otro,
pero poco a poco fue surgiendo.
Todo comenzó de camino a la playa,
ambos pensaron en ir a dar un paseo por la orilla,
era tarde pero hacia una noche estupenda,
pero ninguno de los dos quería que esa noche acabara.
Al llegar a la orilla de la playa,
se sentaron a contemplar el faro,
a escuchar el sonido de las olas rompiendo,
y el chirriar de las piedras de la orilla.
Mientras contemplaban el cielo,
cayó una estrella fugaz desde el infinito,
ambos pidieron un deseo,
pero no sabían que se cumpliría.
En ese momento,
un profundo escalofrío recorrió el cuerpo de la chica,
ella comenzó a sentir frío y se acercó a su compañero,
este sin preguntar la rodeó con sus brazos.
Pronto empezarían a sentirse atraidos mutuamente,
pronto dejarian de pensar con la cabeza,
y empezarían a pensar con el corazón,
algo que llevaba latente ya algun tiempo.
Poco a poco, la luna iba subiendo más y más en el cielo,
esa noche, la luna iba a ser la única testigo,
la única que viese a dos buenos amigos
convertirse en dos enamorados apasionados.
Ninguno de los dos lo hubiese creido horas antes,
pero ahora, todo era diferente,
ambos estaban entregando su corazón,
a quien tanto tiempo llevaban amando en silencio.
Continuará ... |