Consejos de bolsas de comercio; y mecenas asexuados.


“Le gusta este jardín que es suyo.
Procure que sus hijos no lo destruyan.”
Bajo el Volcán, Malcom Lowry.


A Danilo Pedamonte, Andrés Concha y Miguel Ángel de Ugarte; amigos & compañeros.

I


Los muertos, ya caminan por la boca de ángeles enamorados del cuerpo.

de ángeles; ocultos / de ángeles-pantomima.

Ahora quizá con fiebre en el útero de actos poéticos urbanos.

/ Actos prendados

al ciclo vital de las bolsas de comercio y erecciones

de mecenas que han creador el gran parque de diversiones dónde

los verdaderos poetas pierden el hogar.

Los muertos caminan dejando la huella del olvido.


Por ahí iras / como una película fragmentada

en la soledad de los besos comprados.

En la soledad de labios remojados con alcohol de mala muerte.

En el país de nunca jamás

En el país de los borrachos que cagan aromos y saben disectar el vómito placentero

Del alcohol.

Con chaqueta de cuero / pepas en el bolsillo. Anfetaminas.

como Alicia en el espejo; en las vitrinas de los toplees.

Alicia bailará una canción de lucho gatica. Completamente Borracha. Y sobraran

palabras compuestas para decir qué es. Y si es que la amara la amaría con locura.

Dejaría el bendito alcohol de las morgues / el plañidero sentido del poeta.

No obstante, prefiero escribirle con los genitales; ya que escribir con ellos

es escribir con amor a una generación sin sentido /

Dónde las morgues son el lugar dónde se juega con el tiempo de los suicidas.

y la poesía puede ser despablabrada.


Y dónde tributar a Pablo Neruda, a Linhn, a Lira, a don escopeta Parra es firmar un genocidio en un Auswicht criollo.




II



Dios muerde la mano de los fieles /

como vil padre por la noche acaricia el rostro. Lastimado.

¡Es necesario saber vivir con el dolor!. Gritan los suicidas.

Que han sobrevivido al fulgor de las caricias

¡Nada está legado!.

Ni siquiera Alicia jugando en los burdeles de la memoria.

Ni poetas orinando sobre un gomero. Ni vómitos disectados de lucidez.

Ni la famosa película fragmentada.

Nada, absolutamente nada. Ni siquiera el acto de escribir amorosamente

Con los genitales a nuestra generación.




III


Volverán los jardines / espejos de soñadores inconclusos.

Llorando dentro de los laberintos imaginarios de palabras compuestas.

Laberintos; qué sólo conocen los niños / ya que están negado para el hombre.

Volverán los poetas; con la cristalización de sus palabras afectas un contrato de seguro.

Los mecenas asexuados; los parques dónde se pierde el hogar, como un juego barato

De montaña rusa. Volverán, esos lugares. Inquietantes debajo de los bares.

En regalos de vanidad de orgullo.

Ya no estarán los poetas que rubriquen huellas digitales en sus libros.

Ni la generación que abogue por la tarada paz mundial. Estaremos nosotros.

Debajo de un cielo monótono. Despellejándonos. Haciendo que las conversaciones

Sobre el amor / la dignidad; caigan en el baratillo de postales del circo romano.

Otra vez los jardines serán reconocibles por hombres delirantes.

Por hombres que duermen sus borracheras en iglesias de desamparados.

Cuando ya nadie les abre una puerta. Y la vida los condena al tormento

De querer romper los cristales; ha sosegar en la bragas de alguna toplera.

O a volcar la boca en 180 para vomitar.




IV

Bastará arrendar un juego en los faldeos de un volcán.

Hacer explotar la memoria en el simulacro de querer estar solo.

Chicos-panopticos. Arrendados al fluir del corazón. Acuchillados en la garganta.

Como corderos.

Detrás de los bosques no se esconde absolutamente nada.

Ni siquiera son hermosos.

Ahí bajarás con sirenas del siglo XXI. Aleteando como un ojo que muere.

Mirarás fríamente en el espejo; los últimos momentos. La garganta acuchillada.

Escucharás estertores musicalizados por los dioses.

El lenguaje secreto que nunca se contarás.

Quedará un solo camino; acostarse con los oficiales para no estar afuera.