Programó el equipo de música para que repitiese la misma canción, su canción, la canción que había sido el tema principal de su historia de amor. Subió el volumen y entró en la habitación, aun dormía plácidamente y parecía que eso no iba a cambiar por mucho que la canción resonase por toda la casa.
Fue a la cocina y preparó el café, colocó unas rebanadas de pan en el tostador y sacó la mantequilla y las mermeladas; preparó las tostadas de pie, bailando mientras graciosamente la cafetera parecía silbar al mismo ritmo que la música.
Se sirvió una taza y echó juramentos al quemarse la lengua, comiendo una tostada ya preparada volvió al dormitorio y se apoyó en el marco de la puerta,sonrió feliz y amorosamente mientras contemplaba a la persona que amaba y en esa posición acabó de comer. Aún sonriente pasó de nuevo al salón, se acurrucó en un extremo del sofá y cerró los ojos centrando su atención en la canción.
La repetición constante de una frase le hizo salir de su letargo, el reproductor se había quedado colgado en esas palabras , eso lleno su espíritu de malestar, le pareció un mal presagio; intentó apagarlo con el mando pero no pudo, aumentando su enojo por tener que levantarse, el equipo parecía negarse a callar por mucho que apretase el botón de apagado, así que drásticamente y con ira lo desenchufó. Entró de nuevo en la cocina y se tomó otro café.
El brillo alegre desapareció de su mirada mientras entraba con paso vacilante en la habitación, se tumbó a su lado y pegó la cabeza a la suya; abrió el cajón de la mesilla y sacó el revólver.
La bala cruzó los cráneos llevándose las dos vidas al instante.