- Vente conmigo.
- No. Me voy a casa...
- Vente, por favor. Quiero que vengas conmigo.
- No. ¿Para qué? ¿Para que en cuanto llegue alguien me dejes sola?
- No... de verdad... me siento contigo.
Dos minutos más tarde aparece alguien que no conoce de nada por la puerta del bar. Acaban de pedir las bebidas y como siempre ya la ha dejado sola. Se trata de un completo desconocido pero parece ser más interesante hablar con él, que con su mujer a la que tanto ha insistido para que vaya con él.

"¿Por qué me pide casi suplicando que le acompañe si luego le falta tiempo para dejarme sola?" - se pregunta una y otra vez...Mientras que la inmensa soledad que siente desde hace tiempo se adueña más y más de su alma. ¿Hay algo más triste que sentirse sola estando en compañía?
Pasan 20 minutos e inventa cualquier excusa:

- Me voy a casa
- No, ahora mismo me siento contigo ¿vale cariñín?
- Ya... me voy! Y se levanta muy dispuesta a irse.
- No, no te vayas, anda, quédate conmigo, venga, que quiero que te quedes conmigo...Venga, y ahora nos subimos juntos...
Acepta de mala gana, sabe de sobra lo que va a pasar...

Se sienta un par de minutos y se vuelve a ir... la vuelve a dejar sola con su soledad. "para estar sola, estoy sola"... pensamiento que le ronda una y otra vez por la cabeza.
- Es tarde, me subo ya.
- No te vayas anda
- (¿¿¿y qué más te dará???) Me voy
- Bueno... subo en cinco minutos.

Y como siempre pasan unas dos horas.
¿¿¿Y esto es una relación envidiable??? ¿qué relación?
Ella se reía de las cosas por las que sabía que le tenían envidia, y precisamente su matrimonio era una de ellas jajajaja por favor... entre otras muchas cosas que para nada eran envidiables y de las que no se preocupaba ni lo más mínimo.

Si la gente mirase más allá de la mera compañía física vería que para nada era tan envidiable su vida. Y si lo era ¿por qué ella estaba tan hastiada de la cotidianidad y le rondaba la sombra que no la abandonaba?