Estela sufre de permanentes ataques de pánico que no la dejan estar en paz, por ende vive sola apartada de la gente.
Sus cabellos caen sobre los hombros cuál techo Alpino. Solamente cuando está agitada las tejas se mueven como si la casa hablar en voz alta.
Ella acostumbra murmurar un lenguaje compuesto por cuatro idiomas. Tambien se mira al espejo con insistencia para así poder observar como el paso del tiempo va logrando su cometido.
En la vida de Estela existen días que de tan largos que se hacen siente haber transitado un destino completo. A la soledad que padece habría que sumarle silencio, más monotonía.
De todos modos, ella suele navegar en una moderna computadora, que sabiamente supo elegir como hobby terapéutico para combatir el aburrimiento, dedicandose exclusivamente a socabar información para tener la mente ocupada, no teniendo ni remotamente intensiones de conocer a nadie. (Pero eso sí, entre nosotros,
para luego autosatifaser el apetito sexual,
le agrada chatear en sitios de pornografía haciendose pasar por mujer de esas costumbres).
En una oportunidad en que se hubo lastimado al caer de una silla cuando suplantaba un artefacto de luz, supo reflecionar sobre cuán egoísta era su negativa de enfrentar la realidad negando su presencia, puesto que cuando lo hiciera sería desde un lugar demandante, pero el temor que siente por las personas que no conoce es tan importante que se le transforma en un patología asfixiante que obnuvila su entendimiento,
no obstante, recuerda esa sensación de aquel sinsabor de la lamparita e intenta superarse por lo menos reconociendo que psicologicamente hablando está bastante tocada. No es poco, quizá pueda resultar la punta del principio de una superación para su alter ego lastimado.
Hoy Estela está más alegre que nunca,
se la ve más que entusiasmada trabajando en el Word una reflexión acerca de una idea que tuvo casi como una premonición, que intenta reflejar por escrito para capturarla en la memoria (hasta se animó a ir sola sin ayuda de la sirvienta a comprar tortas a la panadería). Hace girar el mouse dando circulos con velocidad para mover la flecha con frenesí como un pajaro que vuela sin sesar,
se siente bastante entusiasmada por que descubrió: una pagina llamada Witipedia que es un sitio muy completo dedicado a la ciencia y a la cultura, donde encuentra todas las respuestas a las dudas que tiene, entonces se relame de imaginar que saltará, como tarzán en las lianas, o el hombre araña con su poder, de enlace en enlace hasta dejar pasar la tarde gastando visión de los ojos, por el permanente esfuerzo de sostener la mirada en la fuente de mercurio.
Cuando estaba por cerrar la casilla de correo para dar por finalizada la jornada laboral, de exponer en la pizarra su especial locura para luego analizar los mecanismo de su poderosa mente, por de bajo de la pantalla apareció un cartel avisando que tiene un mensaje de un tal Roberto, de la pagina donde siempre publican los Escord de Buenos Aires.
Las primeras palabras escritas por Roberto,
hicieron directa alusión a que se encontraba tan exitado, que se veía obligado a contener su miembro viril por demás erecto, aprisionadolo con decisión entre las piernas, solamente de esta cerrada manera sorteaba el latir insesante, de pareciera un bombeador de petroleo.
Por un momento Estela sintio tener en su cuello una nuez de hombre, o que no podía tragar el sanwiche triple, pero de todos modos pronunció una incisivas palabras escritas con desenfado, ofreciendo su inmediata ayuda para derrocar al gigante dandole una merecida lección de conducta con los labios de la boca. Ella no pudo esperar y entonces se masturbó en el living, mirando para todos lados que no hubiera nadie.
Inmediatamente después de sentirse aliviada intentó por todos los medios terminar con la charla para volver a los quehaceres, pero fue invitada a conocerse por medio de la wecam, que sería la comunicación por imagen filmada, aceptando el ofrecimiento.
Estela se colocó una peluca amarilla maquillandose hasta quedar irreconocible, además apuntó la camara hacia un lugar neutro que fabricó sacando afiches allí colgados; se vistió con una camiseta de futbol y el resto del cuerpo desnuda, después de todo sería una escena anónima donde nadie se enteraría.
Entoncés recién cuando estuvo preparada volvió a la comunicación con Roberto.
Por su parte Roberto enfocó la lente con el zoom a ciento ciencuenta mostrando el pene de cerca, haciendo parecer que era quién hablaba por el microfono cual títere en el tablado.
Ella ansiosa por conocerlo, le solicitó encarecidamente que muestre el resto de su figura,
pero cuando lo hizo supo que Roberto estaba en una fiesta con mucha otra gente, sumado a esto se enteró que la persona que comandaba la burla era su propia sirvienta. E inclusive que estaban en el departamento de al lado, y que en seguida irían por ella. Estela desesperada corrió a hechar cerrojo, pero los primero hombres desnudos aparecieron por las ventanas, abriendo la puerta de entrada a los demás invitados y comenzando la fiesta nuevamente.
Se hizo un circulo de gente desnuda, con pitos, matracas y cerpentinas, rodeando la figura de la desesperada Estela suplicante, pero su voz muy lejos de salir de tono dramático sonaba a estar muy exitada.
En ese instante de pasión interminable, descubrió, entre besos con caricias, que mujeres y hombres le propinaban con dulcura, que más que miedo, pánico psicológico, ella en realidad custodia con celo un don divino que tiene, que sin dudas es lo más preciado de su destino, una capacidad de comunicación que sostiene con el más allá,
que la tiene colmada.
(Pero que tal vez por el elevado tono erótico de ahora, no debiera estar mensionandola, pero su mente focalizó esta verdad teniendo que expresarla sin demoras) comunicación con otras dimenciones donde ella sabe: es muy respetada, valorada;
y embriagada de espasmos por el poder sobrenatural que acostumbran adjudicarle,
pero que Estela desconoce hasta donde se puede llegar a aceptar las consecuencias de su mal uso.
Roberto fue el único que penetró a Estela.
Pero su panza estalló como si hubiera una bomba allí metida. Los demás invitados fueron muriendo como envenenados. Hubo un muchacha que de los dolores que tenía se arrojó del balcón sin dudarlo. A la sirvienta le estalló la cabeza como a Roberto la barriga.
Estela aún tiene sus ojos ensendidos en llamas de color verde, soltando una rara espuma por la boca, pero no está epiléptica como es de suponer pués tiene total domino de su cuerpo, moviendose con agilidad como una orangutana de pelicula de miedo.
Exibiendo una gran fuerza física de tipo topadora, arrojó los cadáveres de nuevo en el departamento vecino, apilandolos como escombros.
Cuando llegó la policía a su domicilio, Estela ya habia limpiado la sangre derramada, recobrado la postura anterior, mostrandose ingenua, recién bañada, reticente a dar ninguna explicación como testigo.
Fin.
|