El color del amor
Por su bailoteo, agilidad, su rostro sonriente y su buen cantar; se notaba la felicidad y el entusiasmo de Eliz para cazar mariposas. Las mañanas eran cortas para su ideal actividad, se levantaba temprano para poder esperar que los rayos del sol iluminaran los diversos colores de las bellas voladoras.
El día que tanto soñó llegó por fin. Se dio cuenta que sobre una Amapola descansaba la mariposa con los colores que tanto había soñado. Se le ocurrieron mil maneras para poderla atrapar, pero pensó:¬ --Si es para mí, de la manera más cariñosa se dejará atrapar. Acercóse con toda confianza y pensó tomarla suave para no lastimarla, pero al estar cerca… ésta voló. Un suspiro hondo se escuchó, como si su gran anhelo se hubiera esfumado. --¡Mi mariposa, mi príncipe! Exclamó-La realidad era que los colores de la mariposa eran los mismos del atuendo del príncipe que había soñado noches antes.
Las lágrimas que recorrieron su rostro fueron secadas lentamente por el viento. Centenares de mariposas las rodearon, pero dentro del festival de colores no pudo encontrar la que buscaba.
Todos soñamos con alguien ideal, pero muchas veces, la vida no es lo que queremos, sino lo que formamos y principalmente si lo buscamos.
Desde que se fue la mariposa de ensueño, Eliz no fue la misma; se le veía triste, caminaba por los parajes como pidiéndole al azar del destino hiciera aparecer al príncipe convertido en mariposa.
Cuando la utopía del pensamiento la embargaba, apareció la dulce realidad. ¡La Amapola, la Amapola!-gritó- Sí, sobre ella, allí está…Su rostro angelical resplandeció cuando vio posada la mariposa. El insecto Lepidóptero con su aleteo demostraba alegría. La bella niña, por fin, la tuvo en sus manos; en sus ojos se dibujaba el arcoíris, tanto por los colores del insecto como también del que se reflejaba en el cielo. La mariposa emprendió el vuelo, sólo que ahora la invitaba a que la siguiera. Eliz como hechizada, la persiguió hasta el final del arco iris. La multicolores se asentó sobre el botón de una rosa y cuando la niña lo tocó, éste fue tomando forma humana convirtiéndose en el príncipe de sus sueños.
Cuentan que en ese lugar jamás faltó la viveza del color convertido en amor. Si e algo estaba casi cubierto el paisaje era de mariposas, de lindas mariposas que fácilmente pueden hacer soñar a cualquier princesita que necesite ser feliz.
Qué fácil es soñar, qué fácil es crear un mundo de fantasía que por momentos nos aleja de la triste realidad que vivimos. Es muy claro también, que la felicidad duradera tiene como base soñar y solamente soñar.