Tengo dos ojos,
que cierro al pensar,
que abro para mirar,
y tú, ya no estas.
Tengo una palabra,
que saboreo en el paladar,
AMOR,
hoy me resulta amarga.
Tengo dos oídos,
que utilizo para escuchar,
el latido de este corazón,
que ya no me habla.
Dicen que mi aire,
le daría vida a cualquiera,
pero hoy,
resulta mortal.
Tengo un color,
es el rojo de tu rosa,
quizás el de tu clavel,
o el de tu sangre.
Tengo dos manos,
en las que sostengo,
un puñal,
con el que te he dado la muerte.
Tengo la culpa de tus mentiras,
el crimen de mis locuras,
el castigo perfecto,
de mi mejor defecto.
CELOS. |