Hay una habitación dentro de una gran casa. Para llegar a ella debemos subir unas escaleras desde la entrada de la casa. Pasando después por la sala y el comedor, a mano derecha la encontrarás. Hay una pequeña puerta de madera y una manija fría de metal, que nos dejará pasar siempre y cuando con llave no esté, pues la privacidad debes en cuando urge. Aunque cuando dentro estemos, ¡ya!. Podremos visualizar su gran espacio y su piso de granito, debajo de todo esos enseres, que en armonía me brindan una placida estancia. Muebles ¡si que hay!. Así es que todo está por duplicado, y se observar: dos camas y dos closet... No hablo de una gran habitación porque no lo es, mas bien está bien organizada, que el poco espacio que queda es únicamente para que el mínimo transito de persona pueda pasar. Una ventana con una persiana azul es las que deja paso a que la luz entre dentro del cuarto. Y adicional a ésta, el color azul claro en las paredes de mi dormitorio, brinda al que entra en él, el fulgor de un día sin nubes. Muy por el contrario, la noche más oscura, cuando el bombillo de la habitación no nos brinda su luz. Y en una esquina, junto a la ventana, un televisor y una computadora, que esperan ser prendido por breve instantes de ocio y distracción. Mmmmm... Interesante programa ese el que están pasando por televisión...
Daniel Gutiérrez Carrasco
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