Mi dulce amor sometido entre espinos,
ya no siente, no vive, ya no respira,
intenta romper sus cadenas, pues su verdugo lo hiere...
Juega a pensarse un mañana, pues aun quiere permanecer conciente...
Llora angustiado mientras observa la gran avenida,
suspira al pasado y a su libertad perdida,
¡Pobre de mi amor sometido!
Aún se conforma con contemplar el olvido,
casi muere, ya no tiene esperanza,
tranquilo reposa, ya no anhela, espera...
Mi dulce amor sometido...
se sienta, ya no sueña,
evita nuevamente ser herido y es por eso que ahora no se queja.
Mira al cielo, siente el viento,
se pasma ante el infinito, pero ahora, ya no espera...
Piensa, siente, se aterra,
implora piedad absoluta...
¡Ah sido escuchado!
y ahora vuela,
tan lejos, hasta donde su captor no lo entristesca.
Ha muerto mi amado, ya no sufrirá más, ahora sus heridas ya no sangraran. |