Transeúnte de emociones me encontraba,
cuando en el camino diferido de mi vida
en un cuento de semi-hadas
Cabalgaba hacia la estancia del dieciocho.
Cuando en el portal de su umbral
vi la foto del joven rostro...
pero no era como dirían muchos,
de jugar o de pensar en ser feliz,
junto a él se encontraba,
recompensa que por el canino daban
Pero por el crío ni un duro, presagiaba.
Digo amigo mío,
sí el sentido de una foto,
en el extravío de una barca sin sentio
como islote sin lancha
Como figura sin esencia.
Hablo pa’ escuchare en tu inocencia
Qué ha pasado jovencillo, dime que pasa.
El perro esta ahí con pelota en lo ‘cico,
pero el niño se ve mirando a mis ojos
como implorando caminar a su casa
Como seguro de una historia que no quiso elegir.
Me pregunto si la cosa es una persona
y el hombre es hermano
porque hay que dar plata, por un objeto...
canino, ladrador, y confabulador sucedáneo
de pulgas, rabias, y mata ratos,
cuando López niño de sueños dormidos
Tiembla en la soledad de su designio.
Jorge López se perdió, en la isla de Santiago
bañado por indeferencia de la mar gentuza
que mira recompensa en el perro,
pero no amor en la fortuna,
de amar a un amigo, y quedar con dios pagado...
Si Dios existe,
ojalá me sienta con sueldo
al final de mi existencia,
porque obra que leo,
y obra que siento
tiene una intención
Como la del perro masticador de huesos.
Pero ¿quién sabe?, a lo mejor López
tiene la recompensa de tener un amigo perro
al lado del paradero...
la venta de peregrino,
que busca su jinete motorizado,
Jorge López,
si tienes el olfato de tu amigo capitalizado,
vuelve a la casa que te vio nacer,
Si no canta en el augurio de tu pesar
Una nueva vida.
A mi desaparecido Jorge López (te buscan)
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