Inicio / Cuenteros Locales / merlinux / Elasticidades que tiene el tiempo
Un fulano común y corriente de pronto se preguntó:
¿Y si el tiempo tuviera topografía? – Y comenzó a observar las horas, y los días y recordó que los días eran más largos y las noches más cortas en verano y al revés en invierno y nuevamente se preguntó:
- ¿Porqué ha de ser así, por qué más horas en verano?… ¿y si el tiempo fuera elástico? ¿Y si los segundos estiraran en verano y encogieran en invierno?
Sus ideas fueron tomando forma y cobraron vida apoderándose de las mentes de amigos y conocidos.
Escribió el libro y fue más que “best seller”, fué llamado “La Biblia 2.0”.
De inmediato formó una comunidad de personas que comenzaron a vivir experimentalmente con relojes adaptados a la elasticidad temporal.
No pasó mucho tiempo para que la cosa se extendiera globalmente.
Sucedió que caminar una hora en verano era tan agradable como caminar la misma hora en invierno y besar un minuto en el día no era como besar el mismo minuto por la noche a no ser que fuera equinoccio o solsticio, ocasiones donde la gente espontáneamente celebraba fiestas que duraban toda la noche y todo el día.
Hubo algunos problemas –hay que reconocer- no era posible comparar las horas trabajadas en verano que en invierno, ni las del día con las de la noche. De hecho, no era posible contabilizar el tiempo de trabajo de manera justa. Así que resolvieron no hacerlo y comenzaron a remunerar por tarea cumplida en vez de por tiempo de trabajo. Por primera vez en la historia la gente recibió una paga justa.
Y vivieron libres, sin horarios.
Pero las cosas comenzaron a ponerse turbias cuando otro sujeto descubrió que cada día del año tenía un sabor, un olor un sonido, una textura y un color diferente. Y que esas propiedades organolépticas del día ese entrelazaban con las de cada persona de acuerdo con la intersección de su topografía espacio-temporal (día y lugar de nacimiento). Lo mismo ocurría con las horas, los minutos los segundos en una infinita organización fractal.
La gente que era libre se vio atrapada en un sin fin de consideraciones predictivas. Antes de tomar cualquier decisión para ese día para esa hora para esa persona, con esta ropa de este color o de aquel, con este u aqueste aroma, durante este minuto o en este otro, debía sacar la cuenta si era prudente hacerlo.
Pulularon los “cronoalmanaques” y los asesores del tiempo, los “mapas ruteros de las horas” y era tanta la información y la necesidad de hacer todo perfecto de acuerdo al preciso minuto que todos prefirieron hacer nada. El tiempo colapsó entonces sobre si mismo, porque es sabido -de acuerdo a un principio de la incertidumbre de la no se qué- que nuestra percepción como observadores irremediablemente lo afecta.
En ese instante todos los relojes quedaron marcando la misma hora. |
Texto agregado el 29-08-2008, y leído por 237
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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04-09-2013 |
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Me encantó! Carmen-Valdes |
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25-01-2010 |
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Waw, es muy bueno... te luciste :) abita |
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11-08-2009 |
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Inteligente y sinuoso relato.
De verdad: los días tienen olores, sabores, colores y formas diferentes y vivimos acostumbrados a semejante cosa.
Muy buen texto! Tarambana |
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06-09-2008 |
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Lo curioso es que el tiempo tiene "topografía"! Es lo que decía Einstein en su teoría de la relatividad: a mayor velocidad, el tiempo para más despacio.
moebiux |
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01-09-2008 |
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Creatividad a flor de piel********** magaoliveira |
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