Inesperada tu visita
de tu presencia maldita,
inesperada,
tu oscuridad poseída
inesperada,
Tu belleza noctámbula.
reposo del melancólico recuerdo
De la vida que me, que me atisbaba.
Lúgubre noche,
con sus fantasmas invisibles que atormentan
Les recuerdo, que infestan mis melancólicos sueños,
y en mis horribles pesadillas,
Huyendo de la guadaña, del juicio, de la tumba.
La muerte visita mi alcoba,
Seductora en apariencia de mi amada;
La hermosa Mariangely;
por el supremo nombrada, dueño de corazón
Y por quien pierdo mi cordura y toda mi razón.
Enloquezco cuando no encuentros sus besos,
cuando sus caricias se largan de mi pecho,
Y su mirada, su mirada se pierdo de mi rostro;
Y mi mente desvaría;
celoso de la muerte que algún día la vendrá a buscar
para con ella, y para siempre llevarla
su regazo,
A sus acogedores brazos.
Mariangely, me habla: - Amor, ve, amor.-
trastornado segado por mis celos, le sigo,
Escaleras abajo, al comedor; la cena
Bulle con suculencia en la mesa;
propuse: - Amada, vamos por el mejor de los vinos
que tengo en la bodega
por que a ti mujer mía, quiero esta noche festejar-
Al entrar en la mazmorra;
respiro el aire cargado de humedad,
Precediendo a mi amada;
que por ahora feliz toma mi brazo,
yo localizo la saca corchos,
lo tomo la guió hasta mi vino favorito,
- Amor escoge el que más te guste- le invito con dulzura,
mientras abro la puerta, y le indico con una mano,
la colección se encontraba en un nicho
De la pared, que antiguamente se usaba como celda con grilletes.
Ella gustosa entra le paso un cabo de vela para que lea las etiquetas
yo entretanto afino las cadenas,
las cierro en sus manos,
y con mi herramienta le doy porrazos en su cabeza,
su sangre mana y corre por el suelo
Mientras yo me agacho,
y con mi lengua limpio su sangre de su pecho
Y del frío y marmóreo suelo bajo su adorado cuerpo mutilado.
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