Creo que nunca olvidare sus ojos ni su acento, su forma tan extraña de mirarme y decirme que me amaba, tampoco creo que sea posible olvidar esa barba que lo hacia parecer mayor, aunque la suma de años no fuera tan elevada, y sus breves canas naciendole de las sienes, su porte y hasta el càracter tan estupido que me hacia explotar y me provocaba unas ganas inmensas de no volverlo a ver, tampoco se me hace facil deshacerme del recuerdo de sus manos siempre provocadoras y perversas, ni de sus suspiros en mi oido cuando me abrazaba y me pedia que no me fuera a pesar de saber que era hora de marcharme. Si, siempre me lo pedìa al final de cada cita, en cuanto yo miraba el reloj el me pedia con besos que no me fuera, que me quedara 10 minutos, y me entretenia dos horas mas de lo convenido y es que era imposible decir que no a esos labios y a esa forma de besar y fue mas dificil de lo que pense decirle adios, jàmas crei que me doleria tanto como hasta hoy, y asì entre cuatro paredes que saben de memoria este dolor, dìa a dìa intento despedirme de todo El, de sus locuras y sus tantas y tantas mentiras bañadas de sueños, que no eran mas que utopias y formas hermosas de perder el tiempo.
Y aunque en realidad no lo queria alejar de mi, era el momento en que la razòn despojaba a mi necesidad de amar y ser amada por alguien como el.
Comò olvididar ese dìa, el de la ultima cita, que estubiera puntual a las cuatro en dònde siempre, me costo trabajo tomar el telefòno y pedirselo, cùando yo lleguè el ya estaba ahì esperandome con su sonrisa, sin saber que yo me sentia como un lobo acechando a su presa,pero a mi esa sensaciòn no me provocaba placer , mis pasos y la inercia me llevaban a el, pero yo no queria llegar. comprobaba entonces que lo correcto no es siempre lo que nos hace felices y aun asì hacemos lo que nos vuelve amargos y vacios pero que es lo malditamente correcto, y le tuve que decir adios.
No lo quise ver a los ojos, pero sentia como lo estaba hiriendo, y las palabras correctas no surgian y sus oidos no querian explicaciones, en realidad me pidio que me callara y no intentara decir algo tan obvio: el adios, el definitivo.
Queria llorar al ver un nudo en su garganta, lo ultimo que recuerdo es que le dije que Dios siempre lo bendijera y que aprete su hombro y que ya no me pidio 10 minutos, que ya no me fuera. Y mis pies no querian marcharse de su lado, pero la poca verguenza que me quedaba y el valor de una promesa me llevaban lejos de el, mis oidos querian escucharlo pedir que no me fuera y mi cuerpo queria sentir el suyo deteniendome como tantas veces paso, pero ya no fue asi.
Y le tuve que decir adios cargando en mi corazòn y en mi vida tantas lecciònes que me dìo, desde comportamiento humano hasta como regalar un pedacito de cielo en un beso, y ahora estoy con la ultima lecciòn: que es mas dificil olvidar algo cuando lo intentamos, en el loco afàn de deshacernos de un recuerdo valioso, mas lo recordamos y logicamente menos lo olvidamos, y le tengo que decir adios, aunque nunca olvide sus ojos ni su acento. |