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TRISTE LUNA

Él deslizo sus heladas manos sobre ella, por toda su piel; las yemas de sus dedos delinearon en suspiros la redondez solar de sus senos humedos y mirándola fijamente a los ojos le dijo “me gustas mucho” mientras sus labios se unían en un festín de besos vigorosos casi eternos. Fue un encuentro del sol y la fría luna como un eclipse distinto, un acercamiento peligroso, pues no había otra forma de explicar el temblor en sus cuerpos ni los suspiros desmesurados que exhalaban desde lo más profundo de sus cuerpos de carne y sangre. Empañaron toda la habitación en ese encuentro otoñal donde el corazón se les salía por la boca y faltaba el oxigeno por tanta espléndida agitación.

Afuera la luna destellando rayos azules que ingresaban en la habitación por la ventana como de un sol manchado, mientras ellos hacían vibrar la habitación con gemidos que llegaban a la cúspide de la tierra.

“Lo siento cariño pero tengo que hacerlo” dijo él en un susurro “¿Hacer que?” pregunto ella “Algo que no puedo resistir hacer”, “Vamos ¿Qué? Dímelo”, “Es que hueles tan delicioso” dijo él “¿Y eso que?” “Estoy hambriento de ti” “Entonces hazme tu alimento” dijo ella bromeando “Juro que no te va a doler” “No, al contrario quiero que me duela” dijo ella otra ves en son de broma.
La tomó por la cintura y la hizo ponerse en pie sobre la cama junto a su pecho como si la gravedad no existiera se elevaron suavemente como tirados por hilos invisibles.

Ambos en pie sobre la cama como para una romántica fotografía frente a la ventana de rayos azules que proyectaba la luna, aquella era realmente una noche mágica aunque en verdad no lo fuera.
Su sonrisa se desdibujo de súbito al tiempo que divisaba tenuemente por la azul oscuridad una boca llena de colmillos acercándose cada ves mas a ella, intento alejarse pero era demasiado tarde pues sintió un frió de otro mundo penetrando la carne blanda de su cuello marchito y acto seguido una succión poderosa acompañada de sus latidos a mil por segundo. Lanzo un grito pero este apenas se oyó.
Cuando el dependiente y su ayudante irrumpieron en la habitación a empellones de puerta la encontraron acostada en la cama, pálida como la muerte, bellísima y adornada por pétalos de rosa frescos y de delicioso aroma, las ventanas abiertas de par en par anunciaban la llegada de otra luna más. Extrañamente sus labios estaban curvados en forma de sonrisa. Realmente fue una mágica noche.

Texto agregado el 27-08-2008, y leído por 268 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
06-09-2008 Bien escrito, aunque no coincido en llevar la alimentación con el otro a la mesa de la cena...En la cama, es otra cosa.Saludos albertoccarles
05-09-2008 No soy amante de este tipo de escritos;pero el tuyo logró dejar en mi una extraña sensación de ternura.Besos y mis estrellas. MYSTICA_1503
04-09-2008 Tienes pasta, la primera parte (sensual y bien descrita) me gustó más que el final. La historia como tal tiene sentido y...coincido contigo "Realmente fue una noche mágica" meci
04-09-2008 Y no se puede confiar en nadie...pense que tenia buenas intencones.5***** anablaumr
03-09-2008 Vaya, este vampiro si sabe como divertirse y disfrutar una buena cena. Jazzista
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