La lluvia cae, relampaguea estruendos sordos con los ecos de ojos córneos vigilantes.

La humareda se eleva a los cielos amontonando cadáveres, mujeres y niños no alcanzan la cuenta.

La tierra riega a sus hijos sobre campos incapaces de reverdecer, saltan las ranas.

La langosta come lo que queda sin dejar huellas, no hay manjar sobre la mesa.

En el crepúsculo se oye la voz clandestina entre los cedros quemados llegan sus pasos.

Sin mediar palabras se reúnen los necesitados,
Tuertos, sordos mudos, leprosos, cojos de nacimiento se encuentran.

La madrugada aprieta los sentidos de los ofertantes, ¡hay hambre en las asambleas!

El destino rojo se acerca, las multitudes se recrean en los de fiesta, se van las enfermedades.



Cercanos están los pasos del festín del día, cinco panes Frescos y dos peces…

*Como cinco fueran los soldados que muertos en vida salvaran de las escuadrillas de la FARC.

*Cinco las puntas de una sola estrella, como la guarida de los gobernantes en el pentágono.

Como las cinco piedras que necesitó el muchacho para destruir al gigante de Gat.

Cinco mil hombres sin contar las mujeres y los niños,

*Cinco mil muertos en el dúo de montañas de roca sólida, llamadas las torres gemelas.

Boca abierta esperando que caiga la comida del cielo, para comer del pan y luego traicionar.

¿Cómo fueron abiertos los ojos de los ciegos?

Y… ¿No vieron nada?

Y las piernas de los paralíticos se levantaron para echar a correr sin mirar atrás.

El leproso acaso no mudó su piel y sus colores volvieron a su rostro limpio? Se fue su vergüenza y su humanidad descansó, mas el huyó.

¿Quién te dio de comer? ¿Quién curó tus heridas? ¿Quién te amó desde el principio?

Acaso no es más el ser que su vestido?

¿Limpiaréis lo de afuera, mas lo de adentro dejarás podrir?

Cinco panes frescos y dos peces…

Cinco continentes, cinco mares, cinco orejas en un canasto, los que desgajaron con niño y todo de los vientres juveniles.

¿Qué es mayor la comida o el que come?

Sonidos de llamaradas se sienten llegar al medio día sin refutar llega la sordidez del alma.

No hay eco que lamente las pérdidas que dejó el ozono con su débil capa flagelada.

Nuevamente sale el arcoíris flameando a los cielos y contando su marcha.

A los siete vientos como el pan enmohecido de los batallones del ejército de Hitler.

Qué mortaja camina en los campos del desierto, caminan muriendo a pedazos.

Frágiles guardas que deambulan habrían querido comer alguna vez el pan de los nobles.

¡Dénles de comer!

Cinco panes y dos peces…era toda la provisión de aquel día…

Los comensales desde los pequeños hasta los grandes extasiados esperan un milagro.

Sólo tres palabras una oración y las gracias,
Todos comieron hasta saciarse, doce cestas grandes recogieron de pedazos sobrantes.

¿Sólo de pan vivirá el hombre?

Oh pan del cielo que has sido por testimonio al pobre al necesitado, como hojarasca fuiste al calvario y no vieron tu bondad.

¿Dónde están los sanados?

Los que gritaron aquel día de alegría y fueron saciados de su hambre.

¿Valdrá más el vestido que el que lo lleva?

O la capa de la cual echaron suerte, será insípida manantial de muerte.

¿Qué no vieron los ojos ciegos aquel día de los peces?

Esparcieron migajas sueltas ¿maná del cielo?

Qué es más, la vida o la muerte?

Pesan las miradas frías de los calabozos en los cuales durmieron los seguidores…fantasmas legando panes frescos del día.

El pan venido del cielo, clamando a contra luz,
Imponiendo manos, sacudiendo el polvo de sus adversarios.

¿De qué estamos presumiendo? ¿De un milagro?

Acaso los ojos rojos cubiertos en sangre, no fueron su testimonio.

¿Acaso no le negaste?

¿No eras tú quien gritaba: mátenlo! Mátenlo!?

¿No fui yo quien despreció su mano?

Hemos buscado entre papeles y hojas muertas la verdad que está delante de nosotros…

La verdad que… Él vino a saciar el hambre de la humanidad.



Acaso no lo escuchaste decir en su último aliento, ¡Consumado Es!
Él fue, Él ha sido, Él sigue siendo el “Pan fresco de cada día”.

…. ¡Qué no falte en tú vida!


Pan Del Cielo