A veces te veo tan triste que quisiera
amaestrar dos golondrinas y llevarte a
volar por el cielo.
O inventar un loco para vos, llegar a medianoche
a tu casa, encender todas las luces, abrir el piano
y tocar como un demente... a ver si de repente
despiertan los lirios de tu jardín y tu propio corazón.
Texto agregado el 27-08-2008, y leído por 155
visitantes. (4 votos)