Allí estaban los dos, echados sobre la cama, desnudos, mostrándose uno a otro sus cuerpos arrugados como oleaje de años transcurridos. Sobre la cama, en la pared, presidía la escena un enorme crucifijo con la imagen del Santísimo Cristo del Deseo, este los miraba fijamente...
En la mesita de noche de él, las fotos de los hijos, Carlitos, Manuel, Adriana, Virtudes, Leonor y Teresa, en la de ella, las fotos de los nietos, Luis, Juan, Rosario, Milagros, Amparo, Ramiro, Ramón, Tomás, Jenifer, Wilson, Edgar y Abdul...
Él se había tomado media pastillita azul, y empezaba a hacer efecto, ella abrió el cajón de la mesita de noche y se untó en la vulva un buen pegote de baba de caracol, justo antes de comenzar el coito echaron sobre el cristo una sábana, y comenzaron a retozar, tranquilamente, con sabiduría, con tacto,...sin dentaduras...
Cuando terminaron descolgaron la sábana y se santigüaron...amén. Él se colocó su mono azul de jardinero y ella su uniforme y cofia, lo dejaron todo impoluto y bajaron. Al poco llegó el rolls royce de los señores, y otro detrás con la ristra de nietos, saludaron a los señores y se retiraron.
Cuando la señora marquesa se arreglaba en la habitación le dijo al señor marqués:
- Borja, cada vez que volvemos me queda menos crema de baba de caracol, para mí que el servicio me sisa...
- No creo cariño, las arrugas de Florinda no se arreglan con eso, jajaja, en fin...
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