La Nelly, mi señora, es un poco bruta, pero qué culpa tiene la pobre si no pasó de cuarto grado porque la madre estaba enferma y tenía que ayudar en casa.
Nada, mamá desde que la conoció dijo que no era para mí. Y hasta en el casamiento tuvo esa cara de disgusto que siempre se le sube en fruncimiento de labios y en desprecio en la mirada .
Mamá dice que su hijo el doctor merecía más. No consigo hacerle entrar en la cabeza, que un contador no es un doctor y que yo tampoco soy muy leído. En la profesión sí, soy muy bueno y mi superior me aprecia al punto que nos invitó a cenar la semana que viene.
También mi hermana frunce la nariz cuando habla de la Nelly. Dice que le tengo que enseñar modales y que le corrija un poco las expresiones ,que lo que puede pasar en la boca de un puestero del mercado como su padre, queda horrible en la boca de la señora de Garrido. Garrido soy yo.
Dice mi hermana que mi casa es el museo del mal gusto, que La Nelly llenó todo de moñitos, de estampitas, de plantas artificiales y florecitas rococó; que le diga que existe un producto llamado antisudoral y que le enseñe a usarlo.
Yo me ofendo, pero mirando por el cristal que ella la mira, debo reconocer que en algunas cosas tiene razón.
Tengo un problema con la invitación del Doctor Locatelli, mi superior. Por empezar voy a decirle a La Nelly que no se ría cuando lo llame Doctor Locatelli porque lleva un nombre italiano muy común, que no quiere decir que esté mal de la cabeza.
Otra cosa que me preocupa es la cena, La Nelly dice que los cubiertos no sirven para nada y ella usa mucho las manos y el cuchillo lo usa como si fuera el tenedor. ¿Y la conversación? ¿Cómo voy a controlar las salidas de mi muñeca? A mí me hacen gracia pero a lo mejor la señora Locatelli no tiene el mismo sentido del humor...
¿Y las metidas de pata? La Nelly es especialista, tiene una lista larga un kilómetro que son para reventar de risa.
Pensándolo bien le voy a decir al jefe que no podremos ir porque mi señora se fracturó las dos muñecas y tuvieron que enyesarla. A lo mejor agrego que está afónica. Si él insiste la disfrazo de inválida y vamos. Con su sonrisa de ángel los va a conquistar. Ella me va a hacer caso, es una dulzura de mujer. A mí me gusta así como es, pero ¿qué voy a hacer?, no todos la ven de la misma manera.
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