No hubiese dejado nunca las ociosas palomas de la plaza
pero el viento nunca estuvo de mi parte.
Recuerdo los hombres borrachos
salir dando tumbos en húmedas paredes de adobe.
Eran tan felices
que se olvidaban de sus cuerpos
y se ponían a discutir con sus almas.
¡Tantas veces vi ebrios dormir
a mediodía bajo el sonido de las campanas de liturgia!
¿Cuántas veces me habré enamorado
bajo un aromo rubio
robándole miradas a los ojos de una mujer?
¿Cuántos caminos anduve
cuántas puertas me abrieron y cuántas me cerraron.
Nunca es suficientemente bueno uno
siempre tiene algo escondido por ahí.
Hablan mis sueños de noches ululantes
siempre cubiertas con el velo de la niebla
como ancianas en rosario y procesión.
Vuelan mis ojos hacia los árboles
huyen mis oídos hasta las riberas de mares y ríos
flotan mis pies sobre asfaltos esqueléticos
vuelvo a la calma de una plaza provinciana.
Texto agregado el 26-08-2008, y leído por 138
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Lectores Opinan
29-08-2008
"vuelvo a la calma de una plaza provinciana" bellas tus añoranzas ...5*****
vagabunda2