Noche a noche,
levantaba la mirada
y ella siempre esta ahí.
Su reflejo iluminaba
las oscuras cuadras donde yo vivía.

Me había enamorado de ella.
Su preciosura era incomparable,
su forma,
su brillo.
Esperaba con muchas ansias que aparezca
para poder admirarla.

Mi problema era la distancia que existía
entre ella y yo,
me sentía un impotente obsesivo
que soñaba con estar a su lado.

No podía dormir
no quería dormir
no quería cerrar los ojos
y perderme el hecho de
solo verla una noche más.
Era un placer hacerlo

El día que conocí a mi novia,
mi semblante desolador cambio.
Deje de vivir tormentos
para entrar en constante movimiento.
Era increíble,
otra vez me enamoré.

Los años pasaron
Y las noches también

Un día en mi cama
recordaba esas noches de placer
que solía sentir.
Espere con muchos deseos
Que la luna se asomara y
volver a verla.

Llegó la hora
y ella apareció
En eso una gota del tamaño roca
se deslizó lentamente por el tejado
y callo sobre mi cabeza.
Al principio me asombré,
pero mi ingratitud y despecho
me hizo saber que ella
no quería saber nada de mí.
Le falle y le fui infiel.

Desapareció del cielo sin dejar rastro alguno.

Después de ello,
no volví a verla sobre mí
Mi sentido de culpa
hizo que me envuelva en una de mis peores
y crudas pesadillas. .