EL SUEÑO DE ANGEL.
Ángel era un hombre muy solitario, su vida transcurría entre la universidad y su trabajo como bibliotecario en una escuela primaria. Todos los días salía de su casa muy temprano, y regresaba hasta altas horas de la noche, pues salía de la escuela a las 10.
Era un hombre retraído y callado mucha gente pensaba que era misántropo pues ni siquiera respondía un saludo, desempeñaba sus labores, pero sus únicos amigos eran los libros, vivía inmerso en ellos, por algo ese trabajo le gustaba, porque podía leer todo lo que el quisiera. A veces pensaba que su cerebro estaba llenándose de mucha información y que después no sabría que hacer con ella, pero aun así todo se refería a la literatura, su única amiga, su único interés y su única pasión.
Un día se encontraba en uno de los pasillos de la biblioteca, ya habían cerrado y solo estaba acomodando en su lugar unos libros que acababan de entregar, escucho que una voz aguda le daba buenas tardes, y se asomo a ver quien era, y ahí estaba ella, una pequeña niña de unos escasos 9 años que lo miraba con impaciencia.
Yo -dijo titubeando-quiero llevarme un libro a casa. Pero, no se leer,-dijo con actitud compungida.
Ángel la miro extrañado, la biblioteca estaba ya cerrada. Hasta ese momento se percato de que la niña traía en la mano un globo y se aferraba a el como si al soltarlo ella misma saliera volando.
¿Con quien vienes? ¿Donde esta tu madre?
Y la niña de forma impaciente, le repitió, quiero llevar un libro a casa.
Por extraño que pareciera, Ángel fue en busca de un libro, ni siquiera tenia idea de que tipo de libro quería la pequeña, en eso estaba , en el área infantil cuando de pronto escucho una explosión y al asomarse solo encontró en el piso, el globo desinflado, pero de la niña no había rastro.
Se sintió extraño y trato de no recordar mas la anécdota .Con el paso de los días, la pequeña comenzó a hacerle visitas esporádicas siempre acompañada de su globo, el cual siempre reventaba cuando se iba, conversaba con ella, pero la nena nunca le hablaba de su madre ni de su familia, poco a poco comenzó a sentir afecto por ella y ternura.
Era su única amiga en su solitaria vida, sentía deseos de cuidarla y protegerla, le leía cuentos y le hablaba de cosas que el sabia, a lo que la pequeña respondía con una mirada de asombro, ya no era el hombre callado y retraído, la niña , le daba un sentido diferente a su vida.
Una mañana, la niña no lo visito. Espero todo el día que ella llegara, pero no se presento. Empezó entonces a sentirse atormentado, no comía y no podía concentrarse en sus clases, su trabajo ya no le parecía lo mismo, había logrado convivir con otro ser humano y ahora, se sentía solo, en medio de su vida había encontrado un ser parecido a el, con quien se sentía en confianza, con quien no tenia temor de hablar de lo que a el realmente le interesaba. Y así como había llegado, se había ido, de repente.
Espero por días que regresara, pero no lo hizo, fue entonces cuando empezó a investigar quien era la pequeña y grande fue su sorpresa, cuando se dio cuenta que nadie mas la había visto.
En la madrugada, sintió que alguien lo tocaba, y al despertar la vio, pero no estaba en su cama como debería era un bosque y la niña corría entre los árboles, su risa se escuchaba hermosa y maravillosa, como si fueran los pájaros que cantaban, el la observaba feliz, de verla de nuevo, de pronto corría hacia un arroyo, y el asustado al ver que estaba a punto de caer, la salvaba, y ella se zafaba riendo y volvía a emprender la carrera, y estaba a punto de caer de una colina y el iba en su auxilio, sintió que la amaba, con locura desquiciante…
De pronto, escucho que alguien le hablaba entre sueños, y despertó sobresaltado, a su lado estaba ella, lo miraba con una sonrisa malévola, una luz intensa lo cegaba y solo alcanzo a ver cuando ella reventaba el globo en su cara…
Las voces de muchas personas se dejaron escuchar…eran los médicos del hospital psiquiátrico… ¡lo hemos perdido! Así estaba Ángel. Con la mirada perdida, en su mente la veía sentada a un lado de él, tomando su mano, mientras le decía” no me iré, aquí estaremos para siempre, unidos” y el balbuceaba: ¡quien será? ¿Mi hija? ¿Quién será?
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