Eduardo es lo que se denomina ahora un "single", hombre, soltero, entre veinticinco y cuarenta y cinco años...
Hacía tanto tiempo que no usaba su pene que el mismo lo apodaba su "pistola de agua". Vivía holgado, un buen trabajo, reconocido y no le faltaban amigos, pero es lo que ocurre, todas las tipas de su libreta negra se habían ido casando, al igual que sus amigos, que iban cayendo en la red, o se descubrían maricones con el tiempo.
Eduardo se fue a una agencia de viajes y contrató un " Pack single", es decir, viajes para solteros y solteras con el único propósito de hacer amistades...¿ Dije hacer amistades? Perdón, quería decir...Follar, meterla en caliente, chingar, darse un peluseo...
Aquel viaje tenía la peculiaridad de tener que compartir habitación con una chica totalmente desconocida.
Y así fue, llegaron todos embarcaditos en avión a un complejo caribeño y repartieron papeletas. Y ahí estaba ella, Manuela, española, abogada, y pelirroja de verdad, de las que tienen el coño del mismo color que las cejas.
Besos de cortesía, de dónde eres, tal y tal...
El dormir juntos no significaba nada, a pesar de todo, para la primera cena de grupo, Eduardo se lavó y sacó brillo a su "pistola de agua", lo que más temía era correrse a la primera refregona que diera, para ello se compró preservativos retardantes, aquello no era látex, tenía tantas micras que parecía plástico de bolsa de basura comunitaria.
La cena bien, se hizo el vegetariano.."no como carne" decía el mentiroso ( es el rey de las costillitas adobadas), pero eso gusta a las tías, y echó la caña, Manuela se puso "piripi", bueno, piripi no, borracha como una pachanga de chocolate, y mientras tanto Eduardo se frotaba las manos...
Llegó la retirada y arrastró a Manuela a la habitación, llevaba la polla dura como un mango de sartén, incluso le lloraba, y subiendo pensaba en los rizos pelirrojos del pubis de la abogada...
La echó en la cama mientras ella se dejaba besar babosamente, le bajó las braguitas con sus temblorosas manos y ¡ zas! tenía el coño pelado como una barbi y además le colgaba el cordón del tampax, ella balbuceaba algo pero inentendible, cuando la abrió de patas y se las echó en sus hombros ¡ zas! se tira la pelirroja un pedo de los podridos, a Eduardo se le bajó el mandurrio y ella comenzó a roncar como un oso...
Lo mejor era irse a dormir.
Al despertar la encontró sentada en su cama, mirándolo, y le dice:
- No sé que idea tendrás de mí, y no recuerdo que pasó anoche, pero quiero que sepas que no soy una pelandrusca ni una tía fácil que se va a follar con cualquiera...
Él sonrió, y le dijo:
-Me hubiese gustado ver el color de tus cejas en tu chocho, hubiese deseado que no tuvieras los pintores en casa, y más aún que sufrieras retención de gases, pero sabes que te digo, que ahora sí vamos a echar el mejor polvo de este viaje...
La tomó entre sus brazos y follaron bien, a gusto, sin tapujos, soltando saliva, y aquella historia de "singles" se convirtió más tarde en un Long play hermoso y feliz. |