Deja que mi boca
se sacie de tu piel,
alimentando,
calmando,
el hambre
incubada
entre pasiones escondidas,
gestadas,
en húmedos sueños
y solitarias noches.
Ofrece a mis manos,
la delicia de tu cuerpo.
Quiero abrasarme
con tu sexo,
de dulce néctar manantial,
que refresca,
y transforma,
mis labios y mi piel,
hasta ahora resecos,
en su espera incansable.
Ahoga mis gemidos,
con los besos de tu boca.
Ya llega el momento en que mi daga,
se yergue desafiante
ante ti,
en la espera de perderse
devorada,
en las profundidades de tu ser,
completando el rito de la unión,
en un encuentro de cuerpos,
fusión de dos almas.
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