No todo adquiere en mis labios,
el triste despertar de la amargura;
las lágrimas por excelencia, sabor que odio,
me muestran de la melancolía su hermosura.

No todo que encuentras en mi cara,
es una huella del camino recorrido;
la sonrisa que tengo, cuando te veo, no es planeada,
me nace en el alma cuando te cruzas en mi camino.

No todo lo que siente mi alma es un bello respiro,
pues se que aun guardo del pasado sus anhelos,
y aunque presente y futuro me arrancan suspiros,
no logro (aunque quiero) del ayer sacar los recuerdos.