Es bien sabido que no eres un buen tocador de armónica sino sabes imitar a la perfección el sonido de una locomotora. El viejo Sonny lo sabía, por eso vivía justo al lado de la estación Norte, también porqué en esa zona el aire era más fresco.
El viejo era todo un personaje que a muchos músicos agradaba, nombrar a Sonny Boy era como nombrar la inspiración.
Nadie inspiraba y espiraba como él.
Consiguió hacerse famoso casi tarde. A los sesenta y cinco años empezó a ganar dinero de verdad. Compró buenos trajes, contrató asistenta y decidió que ya era hora de saborear un buen chuletón al estilo Tennesse.
Su virtuosa pero descuidada boca ya había escupido una veintena de piezas dentales.
Se encaminó al mejor protésico dental de la ciudad para comprarse la más reluciente dentadura postiza. El especialista, al observar el caro traje que Sonny vestía, le ofreció una solución, aunque más cara, mucho más cómoda. Un novedoso sistema alemán que consistía en un tornillo que mantendría los nuevos dientes directamente a la encía.
Sonny pensando en los chuletones y costillas no dudó. Presupuesto, cita y operación.
Tras unos días de convalecencia por fin pudo saborear y masticar su tan ansiado chuletón y arrancarle un buen pedazo al pan.
De regreso al apartamento el portero le entrega un sobre. Sonny lo agradece con una reluciente sonrisa.
Se sienta en la cama y lo abre:
Tengo el agrado de saludarle y por medio de la presente extender una cordial invitación al evento “Blues En Orleáns“.
Sería un honor para nosotros que nos deleitase con una actuación.
En espera de su gentil atención y confirmación, le saluda atentamente:
Browinie McGhee.
01/06/48.
Sonny vuelve a sonreír, abre el refrigerador, se sirve una copa de Ballantines, coge una armónica y sale al balcón.
Escucha al tren de mercancías que con paso cansino se detiene al completar su último viaje del día. Sonny aspira y comienza a tocar una vieja melodía, Bye bye Bird. Comprobando con estupor que el sonido de la armónica es irregular.
Se levanta y escoge otro modelo pero las dificultades son las mismas. Todo le suena muy ajeno. Desconcertado, en una calurosa noche de verano decide lavarse la cara y cuando contempla en el espejo la impecable sonrisa comprende que su música, con esos obstáculos de cerámica ya nunca sonará igual. Vuelve al balcón, acaba la copa y se lanza al vacío.
Esa noche, el tren de mercancías sólo se escuchó una vez.
http://es.youtube.com/watch?v=e2jOaYkPvug
|