Poner en la mochila lo andado, lo útil en la basura,
poner la huella en el barro y el jabón en la sombrilla,
poner lo escrito en la hoguera, la existencia en el cajón,
subir los muros suavemente, con una sonrisa ajena,
romper de una vez con todo sin pensar en traicionarse,
encontrar en extraña canción, familiar melancolía,
hundirse del todo en el sueño, poner propósito a la nada,
descubrir la extraña brisa que vuelve en la noche a ti;
andar caminos ignorados, cubrir de tristeza la luz,
discutir el sentido ignominioso del universo infinito,
esperar y presentir todo aquello que nos está vedado,
retomar el rumbo airado de las ansias imprevistas,
habilitar ésas terribles ansias de poseer lo infaltable
renunciar al cargo obsceno de poseer la verdad
escribir en todo y por todo, de una u otra manera
inscribiendo en la memoria del mundo
el invaluable costo de nuestros propios miedos
y poniendo en cada palabra la longitud de un dolor
eso es hacer poesía,
insinuar en cada verso y letra lo que Dios
ha temido expresar en su magnífica grandeza.
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