Vas por un camino, común y corriente, normal, una vereda transitable y un paisaje relativamente agradable, pero de pronto encuentras otro sendero: el paisaje es extremadamente atractivo, pero su senda muy complicada, aún así decides ir por ahí. No puedes creer cuanto disfrutas de aquel camino tan hermoso, lleno de colores y aromas intoxicantes, sin embargo es tan difícil que a cada paso hay una caída, un golpe o algún desgarro, al cabo de un tiempo el dolor se transforma en el sentir preponderante y es cada vez más intenso. De pronto ves aquel camino primero, y decides volver a él, y todo vuelve a la normalidad, la vereda tranquila, tus heridas descansan, el dolor comienza a menguar.
Y estás aquí caminando, pero quieres estar allá y sabes que no puedes volver y eso te amarga la vida. Te sientes superior al resto por aquella experiencia secreta y única, pero ignoras que muchos la comparten, te transformas en un tipo pedante, orgulloso, insensible e inaguantable.
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