Caminando sin rumbo, como una hoja llevada por el viento, la vida ya no me motiva, y yo ya nada he de servir, no puedo cambiar un mundo entero, es algo utópico. Me siento sin manos, incapaz de penetrar en las masas, quizás lo mejor sea mi muerte, si se que no voy a cumplir mi misión no tiene sentido mi vida…
Todos los días me sentaba en avenida libertad, frente al café más visitado de la ciudad; contemplaba a la masa y me mofaba de ella, toda la gente igual, con la misma sonrisa cínica, caminando rápido y sincronizadamente, como sino pudiesen apreciar lo esencial de esta vida. Ese día alguien distinto se cruzó por mi vista, algo nuevo ya no era un “todo” la sucia y estúpida sociedad que observaba mostró un rayo de luz. Era él un pintor, se sentó a mi lado y coloco su atril en donde se encontraba un bosquejo, de lo que siempre he pensado “la sociedad mecanizada”. ¡al fin!, ¡Eureka! Primera vez alguien me comprendía. Entonces ocurrió el momento que cambio mi vida por completo, me miro con sus ojos grandes, negros y brillosos, esa mirada tan intensa que solo se la he visto a él, quedé pasmada, sin aliento casi perpleja, mi pluma cae destrozando el momento, él la recoge, y me habla.
Hola, ¿hola?, ¿estas?.- Dice con acento de francés
Si!, disculpa esto me suele pasar.- Digo nerviosa
Soy Josué Boularie, ¿y tú quién eres?.-Dice Josué
Soy Matilde Sánchez.-Dije
Creo que te debe extrañar que te hable, pero no conozco a mucha gente en esta ciudad y ando en busca de alguien con quién charlar.-Dijo con seguridad
Es entendible, no te preocupes quizás yo ando buscando lo mismo. Toma acá esta mi número para que nos comuniquemos, nos vemos.-Dije con prisa y nervios
Gracias, te llamare.-Dijo
La conversación no fue más que eso, al otro día, me llamo y nos juntamos en el café de la calle libertad, charlamos mucho tiempo, y nos percatamos de cuan parecidos éramos. Desde un comienzo supe que él era para mi, fue un deja vú.
Un día, filosofando con una copa de vino y un cigarro me contó sobre una mujer misteriosa que yacía en su corazón, tan ilusa, pensé que era yo, pero no era así, me afecto tanto que decidí alejarme lo más rápido de él y así fue. Me escribió muchas cartas desde Francia, en donde me hablaba de su vida con aquella mujer. Cada día me sentía vacía, hasta que decidí hacerlo, fui a Francia y le dije que lo amaba.
Hoy escribo esta carta, para que la publiquen, y me recuerden como aquella Matilde que murió de amor, si, murió, porque hoy me mató, y dejando en claro que el amor es lo que nos hace vivir y brillar, todo lo demás son accesorios de esta vida, si piensan que hoy encontraron el amor de su vida, no tengan miedo en gritarlo a los cuatro viento, por que el amor de tu vida es uno solo… Me despido de este mundo insensato, no en un acto de cobardía como muchos me podrán llamar sino de valentía.
Adiós Josué siempre estarás en mi corazón…
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