La vieja barca se mece tranquila en el puerto. Las suaves olas parece que la quisieran acunar para que durmiese al ritmo del leve e inconstante chapoteo de sus viejas maderas sobre el agua.
Desconchada su pintura, apenas puede leerse su nombre, Bonita. Unas gastadas y mil veces reparadas redes ocupan su interior y de su popa un antiguo motor fuera borda compite en desconchones con su casco. Espera, unida a una boya, la llegada de su dueño.
De pelo corto y blanco. Faz tan arrugada que parece que quiso el mar moldear olas en su cara. Tez morena. Ojos cansados y azules. Manos gruesas y ásperas. El viejo marinero sube a su barca cuando cae la noche. Sin prisas. Con esa seguridad y paciencia que solo el tiempo y las olas da, organiza sus usos de pesca y se dispone a zarpar. Tira una, dos, tres veces de la cuerda que pone en marcha el viejo motor, y por fin consigue arrancarle un ruido latoso que en nada da sensación de potencia. Lentamente la barca comienza a navegar con proa a la bocana del puerto.
Es una noche sin luna. De esas en las que el mar y el cielo solo se distinguen por las estrellas. El cielo, negro, pero plagado de ellas, el mar, negro, pero huérfano de estrellas. El viejo pescador y su vieja barca salen de la seguridad del puerto y ponen proa a las primeras olas de mar abierto. El chof-chof del viejo motor y la endeble embarcación no presagian un desenlace feliz, pero sorprendentemente, Bonita, rompe la primera ola, después la segunda, cabalga la tercera y poco a poco se adentra en la noche y el mar.
Ya solo se distinguen las pequeñas luces de la barca en la lejanía, como si el mar le hubiese robado tres estrellas al cielo. Mientras dure la oscuridad un trozo de mar parecerá cielo y ni Bonita ni el viejo pescador lo sabrán, absortos en su trabajo de cosechar las olas.
Regresaran a puerto juntos el amanecer y Bonita. Cuando las luces de un nuevo día hagan imposible robarle estrellas al cielo, volverá a su boya, a la seguridad de su puerto. Y una mañana más, el viejo pescador se despedirá de ella con un rápido vistazo y una frase que solo se oirá en su mente: “Adios Bonita, la mas bonita del mar”.
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