En la prisión más cruel, mi vida va llegando a su fin. Estoy aislado hace meses ya, no puedo recibir visitas de ningún tipo, por más que ese sea mi último deseo antes de dejar esta tierra.
Los días pasan, lo sé aunque no lleve la cuenta de los mismos. Aquí no hay sol, desde que entré aun no ha amanecido.
Tampoco vi a otra persona por estos lado, aun no sé que crimen habré cometido.
Es extraño el hecho de saberme inocente y que me castiguen de esta manera, ni siquiera me dijeron cuales son los cargos de los que se me acusa.
Quizás sea el destino, tiene que ser el destino…
Estoy seguro de que pronto llegara el fin a mi calvario, sé que la muerte tiene que ser menos oscura que este infierno carcelario.
Ojala pudiese hablar con alguien, con mi familia, con algún amigo o alguna ex que ya me halla olvidado para decirle que estoy arrepentido, sea lo que fuese que halla hecho.
Hace frió aquí, pero este lugar estoy seguro que es como el infierno o quizás aun peor. Pero que más da, todo terminara pronto, desde que entre no cerré los ojos pues las esperanzas me decían “Mañana, quizás mañana…”
Y hoy qué más puedo decir, no encuentro la forma de que me exoneren.
Ya esta decidido, si es necesario ofrendare mi vida con tal de salir de aquí.
¡¡¡AUXILIO!!!
Por qué nadie escucha, si en esta prisión no hay muros, ni puertas, ni cerrojos que detengan mi voz.
Alguien ayúdenme a salir, alguien ayúdeme...
Algo me dice que yo tengo las llaves pero no sé donde esta la cerradura…
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