Alguien me dijo
“mi admiración se aleja con tu llanto”
Y mis labios que no se molestan
en contestar palabras vanas,
sonrieron fatalmente y se fueron de viaje.
Claro que, si alguien se aleja
de mí por mi calvario,
hoy en la distancia solo puedo decir
con mis sentidos bien acomodados
que no vale una lagrima derramada
por mis benditos ojos ni mis labios
y bendigo mis lagrimas
en este tiempo de silicona y danza
porque mi llanto da lugar a mi sonrisa
y fortaleza el campo que sembramos,
pero palabras limpias a los limpios,
y palabras banales a los tibios infames.
No me inclino ni por la admiración ni por el equipaje
preparado en la puerta de salida
esperando la lágrima para su ansiado viaje,
pretextos que utilizan los cobardes,
incapaces de dar y derramarse.
El tiempo sabio nos refleja en un espejo
en donde no todos se animan a mirarse
¡Alabada mi lagrima y mi ira!
Que me dio la lealtad de no engañarme…
Texto agregado el 19-08-2008, y leído por 168
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