UN CUENTO PARA NIÑOS DIFERENTE
El enano de ojos azules ronda su cama cada noche, sacude su sexo a plena luz, y tararea una canción antigua debajo de su ventana.
Nadie lo ve, no porque sea enano sino, porque nunca nadie lo vio.
Ella lo acuna libremente entre sus brazos, ahora que comprendió que para las cosas del amor no tiene caso ponerse candados en el corazón.
Lo acuna diariamente y el llora de vergüenza.
El enano de ojos azules reparte sus errores alrededor de su lecho, ella los junta, uno por uno, todos los errores que él le regala, y se los come con el desayuno.
No obstante ella sangra también, por sus heridas abiertas, pero el enano no puede sanar con su lengua los rasguños de un alma abandonada, así que, ella arrastra su cuerpo agujerado y la tristeza del enano. En las noches cuando hace mucho frío, él se recuesta junto a ella y acaricia su cabello, ella no puede sentirlo porque es tan pequeña la mano del enano que, solo es como un mosquito revoloteando sobre su cabeza.
Una mañana, al poner los pies sobre la alfombra, ella sintió algo húmedo en sus pies, al mirar vio como sobre la alfombra verde, manchas rojas se alejaban hacia la puerta, las siguió con temor, abrió la puerta y ahí estaba, el enano de ojos azules, como un pequeño muñeco sin vida, con un charco de sangre a su alrededor, los ojos abiertos y un agujero negro en medio de su pecho, las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de ella y así lentamente, temblorosa y ajena a las flores del amanecer primaveral, se sentó en su cama antigua y solitaria, se acurrucó debajo de las sábanas, entonces sintió un sonido cada vez mas lento, latidos de un corazón moribundo y ahí estaba el corazón del enano de ojos azules y todavía latía con dificultad, ella lo tomo en sus manos, lo beso con ternura y fue recién en ese momento que el corazón dejo de latir y se durmieron juntos. Yo fui testigo de esa madrugada, de esa llama inmensa que en sus labios estalló…
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