mi perro se había escapado. yo recién llegaba a mi casa cuando mi anciana madre me contó la desgracia... salí del auto y corrí en busca del perro. luego de mas de media hora lo encontré, paseándose por las mismas calle que lo sacaban a pasear... lo llamé y este me miró con los ojos mas culpables que halla visto y partió rumbo a casa. le abrí la puerta y entró. le llamé la atención y tan solo con ver sus ojos sentí una bella emoción... ¿quieres ser libre?, le pregunté. le abrí la puerta y luego la cerré. pasaron mas de cinco horas y no volvía. al cabo de un día y una noche supe o creí que no lo volvería a ver jamás... eso le dije a mi madre y ella rompió a llorar, a pesar que diariamente la molestaba y embarraba toda su casa. salí al trabajo y olvidé al perro. llegué del trabajo y recordé nuestros paseos, peleas, enfermedades que le curaba, etc. era como un niño que hay que cuidar siempre, que no sabe hablar, bailar, entender, etc, un incapacitado... salí a la calle y a lo lejos, como un sueño, le vi cojeando camino a mis brazos. me alegré y éste también porque movió la cola y parte de su cuerpo se llenaba de energía... lo cogí y vi que estaba con el cuerpo casi destrozado. lo había aplastado un auto, tenía mordeduras en todas partes de su cuerpo, producto de peleas callejeras, etc. lo cargué y apenas estuvo en mis brazos, me lamió la cara... sentí una bella emoción y lo llevé al hospital de perros. me dijeron que estaba grave y que había perdido una pata, un ojo y estaba casi sordo... pero, que podría vivir. ¡cúrelo!, les dije. pasaron horas y por suerte mi perro pudo seguir viviendo... lo llevé a casa y lo tuve en reposo por cerca de dos meses en que lo cuidaba, llevaba al veterinario, etc. se curó y aunque era un desvalido, aún gustaba salir a la calle, pelearse con otros perros, en otras palabras, seguía siendo el mismo... sonreí y sentí una gran admiración por mi perro que jamás dejó de ser un perro... lo dejé en casa y antes de acostarme me miré la cara... guau, guau, guau, dije... lástima, no soy perro, soy un plumífero que quizá sabe poco o mucho de sí mismo, pero no lo necesario para hablar como un ser humano... guau, volví a ladrar...
san isidro, agosto de 2008
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