"Pienso que la ley de obesidad de revote va a incrementar la inseguridad ciudadana sumando nuevos atletas delincuentes mejor preparados listos para escapar de la patrulla".
El gordo Luis es el tipo que conosco que mejor asume esa problematica, no importandole un comino de nada.
Su lucides mental es la mejor virtud que poseé, habiendo logrado amasar conciderable fortuna,
gracias a la virtud de la picardía haciendo traficos de cocaina en el estomago.
No obstante la pieza está olorosa y la cama parece un desierto indefendible que traga cualquier mugre donde la ciudad arroja toda la basura que existe.
Ayer fue un día fatal: faltó la servidumbre,
y hubo que comer cosas de panadería mezclada con embutidos, que son los atracones que más gases le provocan. Porque al Gordo Luis, algo que sí le afecta mucho al corazón, es estar tirandose pedos delante de las visitas.
Pero Luis se tuvo que embarcar hacia Europa, con el estómago colmado de bolsitas con la droga, que antes de llegar estallaron perdiendo la vida.
Cuando hicieron la autopsia, fue descubierto un cargamento veinte kilos de cloridrato de cocaína de máxima pureza, y al exponer los chinchulines, que colgaron de entre dos postes, siendo que estaban anudados en cinco partes, llegaron a medir veinte metros.