Viudo por segunda vez [ja, ja] .
En el muro de la realidad se había acercado algo malo de otra dimensión del universo, salido de esos lugares fantásticos que visitan los afiebrados y me tocaba la nuca, en el umbral de la puerta, que daba a las gradas. No quería moverme, pensé que si me movía se iría dando patadas e insultándome por mi falta de aceptación paranormal. Lo de la viudez era una exageración, pero no por tanto. Ella estaba muerta para mí. [en los brazos de alguien más, nene lindo, jo jo] Había llamado un día antes para decirme que el amor tenía que ser trasladado a la morgue, después de estar en intensivo por tres o cuatro meses aproximadamente. Fue triste, fue un gran golpe, fue una mierda.
Una oportunidad para restregarme en el lodo de esta existencia regalada por Dios y por todos los Demás. Eso no justificaba el hielo bajando por la espalda en el principio de las escalera, ni la mirada que se salía de mis órbitas, dándome un parecido a una calavera de 14 años [dientes de leche, cielo, ja ja] . No funcionó, pareció enfurecer a la criatura que había venido a mandar al carajo todo lo real, me apretó la nuca como un grosero del colegio, frente a los mingitorios [un baño dorado, cariño, je je] . Volé entre el primero y el último peldaño; antes del descanso, traté de gritar pero sólo salió un gruñido parecido al que uno hace cuando acaba y los suegros están viendo el partido de Guate en el otro salón de la casita [de chocolate, gilipollas, ji ji] . Al revotar sentí como si un martillo me hubiese pegado justo en la frente, pero fue mejor que el sonido... ¡oh! mierda... ese sonido. Blanco. Luego negro. Cuando se estabilizó mi mente y mi cerebro pidió a gritos la insensibilidad de todo mi cuerpo, alcancé a ver una cosa, un insecto, un ser que no pudo haber sido creado por nada de este mundo... ¡mierda, el horror, el desquicie, la muerte! cuando abrí los ojos me vi a mí parado en el principio de la escalera, riendo. [Wiliam Wilson, conejito, ja ja] . Caminé bajando las gradas [tú no, mi amor, je je] despacio, dueño de todo el tiempo del mundo. Mi demás familia conversaba en el comedor acerca de algo relacionado con la "situación". Hace tiempo que he perdido mi nombre y ahora soy conocido como "la situación": peleas a golpes con los maestros, consumo de drogas, relaciones sentimentales con prostitutas [son amables, mi precioso, jo jo] , mensajes "vulgares" con los imanes de la refrigeradora, a mi mamá no le pareció tan gracioso como a mi. Hablaban bajando la voz al máximo, talvez para que no los oyera, mi cráneo sirviendo de triturador de granito también era un susurro. Dos pies entraron a mi ángulo de visión. Una voz repentina:
- ¡Hola, corazónnnnn! - me gritó al oído [tu voz, mi vida, je je] - ¿te dolió, pequeño?.
El despojo en el que se ha convertido mi cuerpo por el abuso de la cocaína responde con un estremecimiento. Intentaba decirle que se fuera a cagar o a que le dieran por el culo o que me explicara como era posible su mera existencia, tanto como que pudiera respirar, usara mi misma ropa, mi cuerpo y que se paseara por ahí con cara de imbécil de quinta.
- ¿Estás despierto? - gritó mi mamá haciendo la cabeza hacia arriba para que su voz pasara las parades.
- Sí, mama – contestó el ser con voz cantarina [muy amable, tulipán, je je] – no joderme, ¿ya?. - hasta a mí me pareció acertado.
- Ahora, ¿en qué estábamos? - gritó otra vez a mi oído - ¡ah, sí! Te estaba sacando las tripas.
Mi mente gritaba: “no otra vez, hijo de puta, no eres real”
- Bueno, eso es dicutible-
“no eres real, no eres real, no eres REAL”
- Ay, si te vas a seguir poniendo difícil, ninguno de los dos va a disfrutar esto.
“porfavor, quiero despertar, porfavor, PORFAVOR” sangre, lágrimas, mocos.
- No estás durmiendo – levantó mi cabeza, con un mechón de pelo en la mano - ¿ves? Pedazo de mierda he aguantado tus coñazas suficiente tiempo, y ahora es hora de cambiar de administración.
“¡oh! Hijo de puta quitame las manos de encima”
- ¿Mis manos, bizcochito? No, no, no. Estas perdiendo la percepción de la realidad.
[¿una puerta que da a las gradas? malo, angelito, ji ji] "¿QUÉ?"
- Me descubriste, una bromilla. Nos vemos en otra ocasión. ¡HA HA! Ya sabés, estoy entre tus orejas por si te sentís solo.
[un hombre enfermo, mi lindo, jo jo]
MAÑANA ES OTRO DÍA. MAÑANA ES LA MISMA MIERDA. |