Inicio / Cuenteros Locales / cintia-bermudez / Vuelven las amonestaciones.
Rie y llora que llegó la hora de estar juntos otra vez. No dudes de mí,
retoza que la cosa viene de estar muy felices.
Enciende la noche con tu luz dorada,
seré sirviente apagando tu sed,
seré esclavo que arrastra el carro lleno de flores,
dulce posima de girnaldas multicolores.
Ahora estando sedada, una imagen,
de un paisaje radiante de la campiña,
tiñe tu aura de insignficante muerte,
por ende acercando tu angelical rostro,
a la deriva de que por fín arrives a la fertil vereda.
Adiós querida, también como tú,
por el ascensor que marcha lento,
con diamantes que la tierra hizo brotar solo para mí,
él siempre enamorado de la grandiosa vida,
que el gigante mudo supo crear,
nenos para tí para todos; escaparé hacia la margen de la locura en el manzo pacífico.
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Texto agregado el 16-08-2008, y leído por 138
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