Los inviernos que recuerdo
Alrededor del brasero,
el mate de boca en boca
los cuentos y el aguacero,
“recuerdo como si fuese hoy,”
“la lunita como el día,”
“lo juro por esta cruz
que este cuento es verdadero,”
Así mi abuelo seguía
contando mil aventuras,
de muertos y aparecidos,
de la guagua que lloraba
a la orilla del estero,
de la gallina con pollos ,
que se cruzaba en el puente
a trasnochados viajeros ,
de los brujos que volaban
dos veces a la semana,
y lo puñados de sal
que tiraban a las llamas,
martes hoy martes mañana
martes toda la semana.




Las velas se consumían,
El temporal arreciaba,
Al rancho a veces crujía,
La tetera se enfriaba,
Nadie quería moverse
El temor paralizaba,

Después de tantas historias,
La imaginación volaba,
Cada sombra, cada ruido,
Todo nos sobresaltaba.

Con un gesto de malicia,
Y en la cara una sonrisa,
El abuelo nos miraba
Y muy bajito decía,
En cada noche de lluvia,
Y temporal como esta,
Me encargaron que narrara,
Para que no se olvidaran
Las historias de estas tierras,
Yo solo cumplo con el mandato,
Para salvar a mi abuelo
De “el barbas de chivato”


La abuela que en un rincón,
Seguía toda la historia
Mientras hilaba y tejía
Algún poncho abrigador,
Nos reprendía diciendo:
Para que le piden al viejo
Que les cuente esas historias,
Si después se desvelan,
Pensando tanta tontera,
Es hora de acostarse,
Que esta noche será larga,
Los que no puedan dormir
Recen un padre nuestro,
Pidan por el abuelo,
Porque,- lo que cuenta es cierto.