¿HAIKUS, SENRYUS O QUIZÁS NADA?
Viento en las hojas,
la tormenta en el cielo.
Se huele el mar.
Veo a las grullas
alejándose al sur.
Tiemblo de frío
Mil amapolas
entre verdes trigales.
Vuela la urraca.
Un copo blanco.
El fuego crepitando
en el hogar
Vuelve a su nido
la golondrina parda.
Cesa la lluvia.
El río seco.
La lagartija duerme
sobre la roca.
Reflejo azul
del sol sobre las olas.
Los niños ríen.
Magnolias frescas.
Huele a jazmines blancos
esta mañana.
Manos oscuras
recogen algodón.
Cantan un blues.
Boca de Borja,
bombón de chocolate
con lima verde.
Mamá me mima,
Yo mimo a mi mamá.
¿Y mi papá?
Piano de cola,
o salón de marquesa
o alma gitana.
Quererse siempre,
suerte infinita; si no,
promesa rota.
La biblioteca,
guarida del silencio.
Sólo habla el libro.
Cabeza de ajo,
mejora la memoria
en el aliento.
Cuando era joven
quería mil sorpresas.
Ahora las temo.
Las lenguas unen
siempre que los gobiernos
no nos las aten.
El sol nos quema
porque le hemos quemado
ya la paciencia.
Vivo mil vidas
en los libros que leo.
Muero en tus ojos.
Españolito
que huyes del inmigrante,
¡desmemoriado!
¿Oyes la música?
El algodón, que canta
su pena negra.
Besan la arena
anhelos infantiles.
El mar, sonríe.
Busco una sombra;
necesito su abrazo
tras la batalla.
La bolsa sube.
Mientras, el bravo mar
vomita muertos.
De tus caricias
brotan las amapolas
cada mañana.
La tierra gime,
el polo se desangra.
¿Nosotros? Ciegos.
Pan con aceite,
cerezas en el árbol.
No quiero más.
Es nuestra vida
una senda de tilos
al cementerio.
Tus dulces besos,
agua de lluvia fresca
en el verano.
Ranas, tortugas,
lagartos y serpientes,
nuestros políticos.
|