Somos los hijos de los hijos del golpe, una generación que creció con el separatismo de ideologías cuando las diferencias habían perdido sentido y realmente no sabíamos de que nos separábamos, somos aquellos cuyos padres siempre hablaron del 73, que vieron la discrepancia de los adultos pero que no entendían que las provocaba, de los cuales pocos pueden tener una opinión sin que sea una repetición de lo que dicen sus padres.
Somos los que perdimos la esperanza en los partidos políticos mas no en la política, una generación que ignoraba el simbolismo, pero que cree en un futuro mejor, los que nos creímos que Chile es la Europa de América y que se podría convertir en un país primer mundista, los que creímos que vías en el desarrollo significaba algo y no era mas que un eufemismo.
Que casa no fue criada con dibujos animados de Japón y con bebidas de fantasía, con pollos de seis patas y leche sin grasa y cuyo objetivo es ser un profesional de esos con casas grandes y esposas bonitas, rubias de esas que acá solo se encuentran teñidas.
Somos los que olvidaron el olor a campo, los cuentos del abuelo, la historia del papa, mi viejo decía que ellos eran los hijos de la generación sin zapatos yo diría que somos los hijos de la televisión.
Si recordamos nuestra historia diremos que el cambio de las micros amarillas al Transantiago es el hito que nos marcó, seguramente de Irak, de Dolly si hablaremos pero no recuerdo que el quiebre de la unión soviética no fue mucho mas atrás, ni de Checoslovaquia ni Ruanda todo eso para nosotros se reduce a dragón ball, a los power rangers al príncipe del rap. Crecimos con el Club de los Tigritos, con la música del General, de Celia Cruz, el sound, para rematar el axe y el reageton (todas nos dicen que no tenemos nada de que preocupar).
Quienes se han detenido a pensar en todo lo que ha pasado como cuando chicos existía la tele en blanco y negra, que paso con los teléfonos con cordón esos a los que se le daba cuerda para marcar el numero, de que no habían microondas, de que los computadores eran cafeteras con la memoria de un cd.
Robocop era un sueño inalcanzable, hoy está a un paso de la realidad si es que los japoneses no lo inventaron mientras escribía este trabajo.
Cuando chico soñaba no con autos voladores, sino con comunicación holográfica, con televisores en la mano, que fue de los días donde uno salía a “carretear” así nomás y llamaba desde un teléfono público, hoy todo se reduce al celular.
Antes los niños se juntaban a jugar a las bolitas, a los tazos, a las láminas, a la pinta, o a la escondida, hoy al gameboy, al tamagochi o a ver que celu es más bacán.
Quizás sea mi idea pero antes todo era más lento el mundo fluía con tranquilidad, claro era chico, eso es normal; pero que hay de los viajes a la playa nos levantábamos temprano para llegar a buena hora, ahora con las carreteras no es necesario.
Si me imagino el mundo en el que viviré pues seguramente no será en este lugar, hoy ya los viajes al espacio son turísticos, en algunas décadas sino años será rutina; las crisis habrán acabado con uno que otro país un par de guerras yo afuera espectador, haciendo zapping con la humanidad.
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