El juego 10
Eran las 10 de la mañana, el olor a muerte ya se había estancado en la habitación de fina madera, el cansancio se había llevado por un momento a los dos sobrevivientes, y la pandilla descansaba placidamente como en unas vacaciones, el jefe espero a que estuviera plenamente conciente, su invitado de honor, para sermonearlo:
- ¿Qué sientes ser un cobarde?, ¿no te da coraje contigo mismo haber continuado tu mísera vida como si nada?, mmmm, ¿Que muerte crees adecuada para un cobarde?, veamos, sacó una hermosa escuadra americana deslizó la recamara hacia abajo, con toda calma la dirigió a la cien del tipo y ¡pick! La muerte deseada no llego, solo un breve estremecimiento repleto de furia, su hubiera podido hablar le diría todas las maldiciones que se sabia e inventaría algunas, lo destrozaría con sus manos, el odio se concentro en sus ojos, pero solo escuchó una burla:
- ¿Solo los cobardes mueren 2 veces?, pero como tu eres muy cobarde mereces morir muchas más.
Sacó un bisturí y nuevamente hizo el tajo en el cuello de aquel desgraciado y nuevamente solo una ligera marca de sangre sin que esto comprometiera la vida, más que miedo añoraba la muerte deseaba de una forma exagerada que ya su vida terminara, el chacal lo sabia y no le iba a dar gusto, tampoco tenía ganas de torturarlo, así que simplemente se dirigió al joven, lo pateo a placer, lo levantó y lo arrojó hacia el filo de la chimenea accidentalmente su cabeza pego contra los ladrillos y aquel quedo inmóvil, uno de los secuaces se dirigió a revisarlo y dijo:
- ¡Esta muerto jefe!
- Carajo, ¿no hay un solo integrante de esta familia que me divierta lo suficiente?
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