La Coplas de Pancholín
En problemas del Correo
que nadie diga: “No creo”
I
HABLA EL HIJO: “Adiós, papá,
ya me alejo de tu lado…
En Guayaquil me he fijado
para estudiar…Iré allá.
El correo te traerá
mis cartas desde el momento
que encuentre un departamento
bueno, bonito y barato
donde vivir hasta el rato
de ser un gran elemento”.
II
HABLA EL PADRE; “Bien, señor,
ve si entras a Medicina
y tus estudios culmina
que quiero verte Doctor.
Por tu bien, será mejor
no vuelvas hasta el instante
de ser medico elegante.
No vengas que por correo
cumpliré cualquier deseo
que tengas como estudiante
III
ESCRIBE EL HIJO:...”Ya soy
el dueño de una piecita…
ve si me mandas platita
que requiriéndola estoy…
La gran noticia te doy
que entre a la Universidad
y a mí ansiada Facultad…
te mando mi dirección
y espero contestación
a la mayor brevedad.
IV
ESCRIBE EL HIJO OTRA VEZ:
“Papá, de nuevo te escribo
aunque de ti no recibo
ni una letra en más de un mes.
Y AL AÑO:…”Son treinta y tres
misivas que te enviado
y tu nada has contestado…
Dime, ¿Qué pasa, papá?
¿Tal vez te olvidaste ya
de éste, tu hijo adorado?
V
ESCRIBE EL PADRE;… “No se
por qué no me escribes, tonto;
tu dirección dame pronto
que billetes te enviaré.
Todo el año me cansé
preguntando en el correo
por tus cartas más no veo
ni una letra hasta este rato…
¡Eres el ser más ingrato!,
¡No me escribes!, ¡No lo creo!.
VI
Las cartas nunca llegaron,
ni al padre, ni al pobre hijo
que se cansaron de fijo…
y así los años pasaron…
Un buen día titularon
al hijo, quien, enseguida,
con su promesa cumplida,
ya convertido en doctor,
buscó a su progenitor
en la parroquia querida.
VII
-Yo ya te daba por muerto.
- Pero si estaba estudiando.
- Me consumía esperando
tus cartas desde el Gran Puerto.
-Te escribí quinientas… ¡Cierto!,
y ni una me contestaste.
-Allá donde me olvidaste
remití cincuenta y una.
- No he recibido ninguna…
¡bah! , ni de mí te acordaste.
VIII
Fue tanta la discusión
que hasta el correo avanzaron
donde el viejo le entregaron
las cartas en un cajón.
Caliente como un fogón ,
preguntó a una veterana
que le oyó de mala gana
-¿Y las que yo le escribí?
Y ella dijo:- Están aquí
partirán la otra semana
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