No sé que demonios hago aqui.
Lo dice nada más llegar, sin ni siquiera quitarse el abrigo. Le basta ver las caras largas, el incómodo silencio. Pero es demasiado tarde para echarse atrás.
Así, entra en el velatorio y descubre la cara de su hermano, detrás del cristal, esbozando una sonrisa tras los labios blancos.
Veinte años después aún tiene el mismo gesto de de arrogancia.
Texto agregado el 28-04-2004, y leído por 137
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Lectores Opinan
23-09-2005
Muy ingenioso tu cuento, es corto pero con gran contenido. ***** fabiangs
28-04-2004
Qué es el tiempo? la nada misma;quién lo tiene? nadie; quién atrapa las horas? Ninguno; asi que a aprovechar la vida! Cariños carolinaeme
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